Por ADNCUBA el 22 Jun 2019 – 5:40pm
Treinta años después de los célebres fusilamientos por narcotráfico en Cuba, dos libros inéditos del fiscal cubano Mario Alberto Tagle y Babé acusan a Fidel Castro de organizar un crimen de Estado para eliminar al general Arnaldo Ochoa, según asegura un artículo del periodista José Manuel Martín Medem, publicado ayer por el diario español Público.
Tagle y Babé tiene un amplio currículum revolucionario: trabajó con el Che Guevara cuando este era Ministro de Industrias. El Doctor en Derecho, fue compañero de Fidel Castro en la Universidad de La Habana, y tras el triunfo de la Revolución trabajó como Jefe de la Dirección de Control de la Legalidad en la Fiscalía General de la República. En 1979 y 1985 envió sendos informes a Castro denunciando que la Fiscalía no cumplía con su tarea fundamental de vigilar el respeto a la legalidad socialista, detallando “la insuficiente preparación política y jurídica de los jueces” y asegurando que era “imprescindible la modificación de las leyes penales vigentes”. Nunca obtuvo respuesta.
En 1994, Tagle y Babé salió de Cuba y se exilió en Asturias, donde murió el 11 de febrero de 2018, cuando iba a cumplir 93 años. Según el reportaje del diario español, ha dejado dos libros inéditos: unas memorias tituladas Principio y fin de la Revolución Cubana y un segundo texto, El Caso Ochoa, dedicado a lo que considera un crimen de Estado: el fusilamiento del general Arnaldo Ochoa, el 13 de julio de 1989, acusado de “un delito de narcotráfico configurante de traición a la patria”.
En los manuscritos de Tagle y Babé se asegura que en el juicio no se probó la supuesta participación de Ochoa en operaciones de narcotráfico, y el Tribunal Militar Especial, que no existía en la legislación cubana, era ilegal. El procedimiento sumarísimo fue una gravísima violación de la legalidad socialista. La pena máxima que el Código Penal establecía por delitos de narcotráfico era de 20 años de prisión. El “delito de narcotráfico configurante de traición a la patria” fue un invento ilegal de la fiscalía pero, incluso con esa acusación, dice Tagle y Babé, no se podía imponer la pena de muerte porque “en el Código Penal no se definía ese delito ni se fijaban las sanciones”.
El procesamiento por el narcotráfico se dividió en dos juicios, dejando para el segundo al general José Abrantes, Ministro del Interior, condenado con parte de su equipo a veinte años de prisión por negligencia al no haber detectado la circulación de la cocaína. Abrantes falleció en prisión de sorpresivo un infarto. Treinta años después de los fusilamientos permanece sin respuesta una pregunta fundamental: ¿Era posible organizar operaciones de narcotráfico a través de Cuba sin la autorización de Fidel Castro?
Tagle y Babé intervino en el juicio del Ministro del Interior, porque le nombraron abogado defensor de uno de los colaboradores del Ministro del Interior, Abrantes, que estaban imputados. En su recuerdo del caso, narra que cuando terminaban las sesiones, Fidel Castro “venía a convencernos de que Abrantes no había participado en el narcotráfico. Para mí quedó más que probado que Abrantes, desde su cargo de Ministro del Interior, estaba totalmente vinculado a las operaciones de narcotráfico. Y, teniendo en cuenta su estrecha vinculación, se hace muy difícil aceptar que Fidel no lo supiera”.
En sus memorias, Tagle y Babé declara que fue el fusilamiento del general Ochoa la causa fundamental de su salida de Cuba. En su segundo libro inédito realiza un muy detallado y documentado estudio técnico y jurídico sobre el procesamiento y ejecución de Ochoa, llegando a la conclusión de que fue un crimen de Estado, “decidido por Fidel Castro para desvincularse del narcotráfico”.
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