Por Omar Everleny el 29 Aug 2019 – 11:30am. ADNCUBA
Lo interesante de la realidad económica actual en Cuba, es que hay dos visiones bien definidas sobre los topes a los precios, la prensa oficialista como generalidad, que solo se dedica a demostrar lo viable que es la medida— y aclaro que no es una medida desechable o absurda—, y los académicos sociales, que comprenden que a mediano plazo los resultados serían contraproducentes y que existen otras medidas con más efectividad, si quieres aumentar el poder adquisitivo de los salarios recién aumentados al sector presupuestado.
El aumento de los salarios siempre es bienvenido por los trabajadores, pero hacerlo en condiciones de crisis económica, con bajo crecimiento y problemas de oferta es un riesgo a tenerse en cuenta.
Las autoridades lo saben, sin embargo no accionan con urgencia aunque repiten que lo harán, que la economía cubana lo que tiene es un problema de oferta, y entonces ¿por qué hacen gala de topar los precios?, como esa medida tuviera el efecto que se desea para los cubanos.
Si se produjeran las cantidades suficientes de cerveza nacional a los precios de 1 CUC en los mercados estatales, y en las cafeterías estatales como siempre hubo, vería muy dudoso entonces que una parte de los cubanos pagaran 35 CUP por esa misma cerveza en las cafeterías privadas.
El problema fundamental de Cuba es que no se potencia la generación de riquezas, y no se hace, entre otras cosas, porque no les interesa a las autoridades potenciar a todas las fuerzas productivas existentes, especialmente a los no estatales: no se ven señales concretas para estimular ese sector, solo medidas de control.
Es lógico pensar que los cubanos valoren las medidas relacionadas con el control de los precios como positivas, y lo hacen porque no tienen toda la información necesaria, o sea, miran el corto plazo y se concentran en el sector no estatal como si fuera el ente que les bajaría su poder adquisitivo, o le nublaría su incremento salarial, sin exigir que el estado baje sus tasas de ganancia sobre los productos que se venden en CUC, es decir el llamado 240 % o 300 % sobre los precios de los productos adquiridos.
Lo que se puede ganar a corto plazo con precios más bajos se perderá a largo plazo con la caída de la producción o los servicios. Los ejemplos sobran, pero especialmente lo hemos visto en el sector del transporte, por las decisiones tomadas, ya que son muchos los que han entregado sus licencias de transportistas.
Creo que han existido pocas ocasiones como esta, donde los economistas coinciden en que topar precios es un error o una decisión mal tomada en estos momentos, donde se dice que la economía está tensa y crecerá por debajo del 1%.
¿Qué esperan las autoridades, que se mantenga la misma cantidad de productos que se ofertan hoy en día, si has congelado o topado los precios? ¿Y al final quiénes son los perjudicados?, el propio pueblo cubano, que tendrá mejores salarios, pero poco que comprar, o no puede comprar lo que quiere porque no hay oferta. Esos momentos ya se han vivido en el país.
“Los topes de precios solo promoverán más informalidad y escasez” alerta quien fuera experto del Banco Central de Cuba, Pavel Vidal, ahora profesor en la Universidad Javeriana de Cali, Colombia.
¿Qué podría pasar? Que habrá más volúmenes de circulación de CUP, pero que se devaluara más el mismo, pudiendo aumentar la tasa de cambio CUP contra CUC, y con el riesgo de que aumenten las transacciones en dólares (USD), como ya está ocurriendo para comprar en otros mercados en el exterior, e incluso se está atesorando en dólares.
A qué se debe la reticencia a abrir un mercado mayorista en la Zona Especial del Mariel donde se pueda comprar en dólares (y digo dólares porque en una zona que es especial se podrían tomar medidas especiales). El dólar sería una moneda que podría garantizar el retorno de artículos que se consuman allí por parte de los concesionarios de ese mercado, es decir es una divisa. El gobierno pondría impuestos a esas compras y sería un ingreso a la tan deteriorada economía cubana. Pero incluso ese mercado mayorista podría ser de un usuario extranjero que pagaría sus impuestos correspondientes.
Al no pensarse en esa alternativa, lo que sucede es que los cubanos están realizando en otros mercados extranjeros sus compras necesarias, que le son rentables a pesar de los costos de viaje que tienen que asumir, antes de comprar en el país.
Con el aumento de salario al sector presupuestado, que es lo que impide que se permita la aprobación de nuevos oficios a ejercerse de forma privada, el trabajador puede elegir de acuerdo a su conveniencia y al salario existente, me refiero a oficios de cuello blanco y no a manualidades.
Los inversionistas analizan muy bien el riesgo para invertir; ya, de hecho, están sometidos a presiones por mantenerse el bloqueo económico de una gran potencia económica como Estados Unidos a Cuba. Para ellos, una señal imprecisa como la intervención del estado en los mercados existentes, especialmente los de oferta y demanda, le produce cierta reticencia, o esperan otros momentos, o piden más aclaraciones.
Cuba tiene enormes potencialidades económicas para dar el salto que se necesita, pero la reticencia al cambio, sigue lastrando el desempeño económico. Hay documentos aprobados por el Partido Comunista y la Asamblea Nacional que, si se implementaran con la celeridad que se necesita, nos llevaría a un camino más hacia el desarrollo, no a la subsistencia como se está en este momento.
Estas publicaciones no representan necesariamente las opiniones del Instituto de Estudios Cubanos.