Por Abu Duyanah el 24 Sep 2019 – 12:57pm. ADNCUBA
En un sistema de economía planificada, todo lo referente a ese tema está previsto, o así debería ser, lo que me lleva a creer que este “Periodo Coyuntural” en el que se encuentra Cuba, debe estar dentro de esa programación.
Más allá de la incapacidad del régimen, o del atolladero que es la economía estalinista, los últimos acontecimientos protagonizados por la sociedad civil que han puesto a correr a la dictadura y su aparato represivo, se me antojan como la causa de la supuesta crisis que anunciara Díaz-Canel hace ya dos semanas.
Esta situación de coyuntural tiene bien poco, y no creo que sea algo que se vaya a resolver con unas medidas del tipo golpe blando contra la oposición, sobre todo porque la oposición lleva años sufriendo todo tipo de maltratos y se ha reinventado para depender cada día menos de las dinámicas sociales y económicas del régimen.
La papa caliente que Raúl le pasó al “Puesto a Dedo” está demasiado caliente: el pueblo cubano ya no soporta más tanta ignominia y vejaciones. Sin dudas, la situación revolucionaria está tocándole las puertas al Consejo de Estado.
La situación revolucionaria ocurre cuando el pueblo no soporta más al gobierno y este es incapaz de regir los destinos del país. Las condiciones sociales y económicas llegan a tal punto de deterioro que empujan al pueblo a un cambio, algo que se ha podido ver con más claridad en el último año.
Ahora bien, volviendo al periodo “coyuntural”, hay que tener en cuenta la batalla que vienen dando los artistas, activistas y opositores, principalmente en la capital y en Santiago de Cuba, sin descartar los diferentes problemas que ha presentado la dictadura en materia de administración: escases de harina para producir el pan, ya sea por dificultades en la compra de la materia prima o por roturas en los molinos, problema con la importación de la leche en polvo para los niños, ancianos, y enfermos con dieta de salud, problema con la producción, importación y distribución de aceite, escases de huevos, pollo, y productos de la canasta básica, interrupciones en el suministro de agua potable hasta por más de un mes en algunos lugares, e innumerables cortes de electricidad, justificado con supuestas averías y labores de mantenimiento.
Y a todo lo anterior podemos sumarle la falta de medicamentos, cigarros, pasta de dientes, y otros productos de segundo orden, pero tan necesarios en la vida del cubano, y que a todas luces, con tal secuencia de escases, apuntan, más allá de lo que algunos pudieran considerar una teoría de la conspiración, a que el régimen busca tener entretenido al pueblo en cosas menos importantes, si las comparamos con derechos fundamentales y libertades.
Pero si hacemos a un lado todo lo anterior aún nos queda que, o la administración comunista cada día es más una ineptocracia, o la corrupción ha secuestrado al Estado, o ambas cosas. Y si esto no fuera suficiente, es innegable lo de la planificación, más cuando está en juego la estabilidad y la supervivencia del régimen, lo que nos lleva a afirmar que todo lo referente a la coyuntura, es parte de un plan bien elaborado con el que la cúpula que ostenta el poder trata de ganar tiempo mientras busca como desarticular a la sociedad civil independiente y a la oposición, sin tener que llegar a un encarcelamiento masivo o a un baño de sangre, situaciones estas que solo acelerarían lo inevitable: eventualmente, la dictadura va a caer.
Nadie puede negar que la sociedad civil independiente y la oposición, cada minuto que pasa, ganan más protagonismo, conquistan múltiples espacios que hasta hace unos años estaban en manos del régimen, y lo más importante, nadie puede negar que el pueblo se identifica con sus reclamos y reivindicaciones, sobre todo, porque sociedad civil independiente, oposición y pueblo, comparten al mismo opresor.
Entonces Díaz-Canel sale por la televisión anunciándole al mundo que Cuba se encuentra en una situación coyuntural, cuando en el caso de que esto fuera totalmente cierto, debió haber dicho que la dictadura es la que está pasando por una situación que de coyuntural tiene bien poco. Y como perro viejo no aprende trucos nuevos, a lo único que atinan es a más represión.
Que exista escasez de alimentos e insumos básicos, en un país donde esos sectores están prácticamente en manos del Estado, bien puede ser parte del control y la represión. Si el pueblo se revela, combate, o hace algún tipo de resistencia, el Estado se defiende limitando o cortando los suministros, algo que es aplicable en todas las esferas de la vida; el estado reduce la producción industrial, la agrícola, y los servicios, y de estos últimos el trasporte es el que más ralentiza a la sociedad, jugada que le vale principalmente para dificultar la conectividad entre los diferentes actores de la sociedad civil y la oposición. Con estas medidas sobre todo busca frenar, o retrasar una explosión social.
La dictadura solo puede llevar a cabo las medidas anteriores porque cuenta con un fuerte aparato represivo y en los últimos días, especialmente en la capital, se ha podido ver un gran despliegue de policías, lo que apunta a reforzar esta tesis, pues si de veras el cubano fuera un pueblo revolucionario, y con revolucionario quiero decir que apoye al régimen, el Estado no estaría obligado a gastar tantos recursos en semejante dispositivo preventivo: hay presencia policial en las tiendas, gasolineras, mercados, paradas de autobuses, y en cuanto lugar, por una razón u otra, se aglomere la gente.
Y para no descartar la cuestión del embargo, hay que entender que la economía de Cuba está basada principalmente en el financiamiento internacional, préstamos que en la mayoría de los casos no son devueltos y en otros son condonados por sus deudores: mucho dinero que nunca queda claro a dónde va a parar.
A finales del pasado año el economista Elías Amor Bravo, explicó para el PanAm Post que es equivocado justificar el estancamiento de la Isla con el embargo realizado por EEUU e insistió que lo que “estanca a Cuba es su bloqueo interno, el modelo intervencionista en la economía que no permite prosperar a la iniciativa privada y los negocios. Cuba puede comerciar libremente con 192 países del mundo y recibir inversiones de todos ellos”.
A todas estas hay que tener en cuenta que el régimen de La Habana tiene algo que ellos llaman reserva de guerra y el país no está en guerra con nadie, a no ser con el propio pueblo.
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