Por Cris Álvarez el 07 Jan 2020 – 4:07pm. ADN Cuba
A unos pocos kilómetros de distancia de la cabecera provincial, Cienfuegos, se levanta una ciudad, pudiera decirse que fantasma. En esta ya no hay sueños, se camina por inercia, se lucha por inercia, se trabaja por inercia…
La Ciudad Nuclear (CEN), se prestaba a ser el proyecto del siglo en Cuba y en Latinoamérica. Además de que la planta nuclear iba a cubrir el 15 % de las necesidades energéticas de Cuba, también sus habitantes gozarían de determinados privilegios, de los que pocos cubanos podían disponer entonces.
Promesas y más promesas que fueron desechadas a la basura y hoy, la CEN, como también se le conoce, además de servir de hábitat a murciélagos, ratas y cucarachas es un sitio que alberga machismo, violencia y homofobia.
La comunidad LGTBIQ de esta zona centrosureña no tiene vida propia. Los que allí habitan padecen de bochornosas muestras de violencia; aún se vive, por ejemplo, con el estigma de que si te pegas o tocas a un gay se te pudiera pegar, lo que ellos llaman “la mariconería”.
Sin ir más lejos, filmando el video para este reportaje, fuimos abucheados por transeúntes, quienes aseguraron que luego ellos sufrirían las consecuencias de haber hablado abiertamente sobre homosexualidad en un lugar tan retrógrado.
También fuimos agredidos con piedras. Para muchos en el lugar observar una cámara es todo un suceso, y si además se habla de homosexualidad, pues les resulta aún más extraño.
Aun en ese contexto, varios entrevistados, emitieron criterios positivas sobre su lugar de residencia, y lo que significa vivir allí siendo parte de una de las comunidades que más sufren discriminación en Cuba.
Casi todos quieren vender sus casas para irse a otra parte, pero lo curioso es que, a pesar de los muy bajos precios en que venden sus viviendas, nadie quiere comprarlas, porque saben muy bien lo que supone estancarse en la ciudad utopía de Fidel Castro.
A las dificultades que experimentan los gay en la Ciudad Nuclear, como la violencia, hay un déficit de agua potable, pues el líquido en esa zona es salobre, y los edificios están en muy mal estado debido a que no reciben mantenimiento seguidamente.
Vivir en la CEN es una proeza. Es una ciudad llena de profesionales, entre ellos muchos de la comunidad LGBTIQ, que se han tenido que desempeñar en otras tareas, muy diferentes a lo que estudiaron.
Hay Físicos, Químicos, Ingenieros nucleares, Físicos Nucleares, traductores de ruso, personas que creyeron en esa utopía que consistió en crear la primera ciudad electronuclear de América Latina, pero ya saben ellos que no se podrán de dicar a esas labores.
Muchos se han tenido que conformar con trabajar en el campo, ordeñar vacas, trabajar en la pequeña casa de cultura del pueblo, o quizás, como muchas personas sexodiversas, a prostituirse ante la ausencia de oportunidades laborales.
La CEN ya no es un sueño, más bien es una pesadilla, de la que sus habitantes quisieran despertar. Pero las garras del comunismo utópico de los Castro aún los tiene condenados al olvido en ese lugar, sin esperanzas.
Estas publicaciones no representan necesariamente las opiniones del Instituto de Estudios Cubanos.