Por EFE el 22 Jan 2020 – 10:09pm. Publicado por ADN Cuba
Colombia
La primera protesta del año contra las políticas del Gobierno colombiano estuvo marcada por pequeñas concentraciones y disturbios en algunas zonas de Bogotá y Medellín que dejaron al menos seis personas heridas, cuatro de ellas policías.
El primer foco de desórdenes ocurrió antes del amanecer en el populoso sector de Suba, en el noroeste de Bogotá, donde fueron bloqueadas estaciones del sistema de transporte público Transmilenio y hubo enfrentamientos entre encapuchados y policías que por la tarde se repitieron en otros barrios de la capital.
En esa refriega cuatro policías y otras dos personas resultaron lesionadas, según la alcaldía bogotana.
La protesta de este 21 de enero fue convocada por el Comité Nacional de Paro bajo el lema “defensa de la vida”, pero fue muy distante de las masivas manifestaciones de noviembre y diciembre pasados cuando multitudes tomaron las calles de Bogotá y otras ciudades.
Además de insistir en cambios en la política económica y social del Gobierno del presidente Iván Duque, distintos sindicatos argumentaron el aumento de la violencia en el país, donde en las tres semanas que van de año han sido asesinados alrededor de veinte líderes sociales, como otro motivo para manifestarse.
La jornada fue convocada inicialmente como un cacerolazo de final de tarde en la Plaza de Bolívar de Bogotá, centro del poder judicial y legislativo de Colombia, pero diferentes organizaciones sociales llamaron a plantones a lo largo del día que en su mayor parte transcurrieron de forma pacífica.
Entre los manifestantes había conductores de Uber que expusieron su descontento por la decisión del Gobierno de prohibir la operación de esa plataforma en el país alegando competencia desleal, lo que, según argumentan los afectados, perjudica a más de 80.000 personas que trabajan con ese servicio.
“No soy ilegal. #UnaSoluciónParaUberYa”, rezaba una de las decenas de pancartas que los conductores juntaron en la Plaza de Bolívar, donde también había otra que decía “88.000 familias sin sustento”.
Además de los conductores de Uber, al centro de Bogotá también llegaron trabajadores, estudiantes, indígenas y activistas que hicieron sonar sus cacerolas para rechazar los homicidios de líderes sociales, que según los registros de la ONU en 2019 sumaron 107, la mayoría en áreas rurales.
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