Por José Rosales | 22 Jun 2020 – 1:14 pm (Actualizado) ADN Cuba
Una doctora cubana que participó en misiones médicas en Bolivia y Brasil, entre 2008 y 2014, reveló los detalles oscuros que se esconden detrás de ese programa estrella del régimen cubano, que le ha generado un fuerte aporte financiero.
La Dra. Ramona Matos Rodríguez, especialista en medicina general integral, fue miembro de las delegaciones médicas de Cuba en Bolivia, del 2008 al 2011, y en Brasil, del 2013 al 2014, y narró las irregularidades que ella pudo verificar personalmente cuando estuvo en ambas naciones, narró a Radio TV Martí.
Sobre el esfuerzo del régimen para evitar que los miembros de las delegaciones desertaran y se quedaran en los países, Ramos Matos dijo que, para el caso, al llegar a Bolivia, lo primero que hizo el régimen, por medio de una delegada, fue quitarles el pasaporte.
“El pasaporte nuestro nos lo entregaron en La Habana en la mano, ahí yo lo tuve las 6 horas que dura el viaje. En Bolivia estaba una señora cubana en el aeropuerto, y ella después que pasábamos por Aduana nos quitaba el pasaporte, y estábamos en Bolivia sin identificación”, dijo la doctora a la estación, que difundió la entrevista en un video.
Dijo que estando en Bolivia la mandaron a un pequeño poblado en el Amazonas, “y ahí durante ese mes me horroricé”.
“Porque la doctora que estaba ahí, que era la única en el pueblo, me dijo que teníamos que inventar la estadística de los pacientes vistos, y todo tenía que cuajar, el diagnóstico que tú dabas con los medicamentos porque los medicamentos de la farmacia en los puestos médicos quien los enviaba era Cuba”, señaló la profesional.
Añadió que vio en la farmacia medicamentos que en ese momento, en Cuba, estaban en déficit, y “al tener que inventar los pacientes y las estadísticas teníamos que desechar esos medicamentos, esas ámpulas (ampollas) teníamos que romperlas o enterrarlas porque no debía haber exceso de medicamentos cuando supuestamente habíamos visto 30 pacientes diarios”.
Narró que había una fuerte presión para cumplir con ciertas metas, de consultas y operaciones, y si esas metas no se alcanzaban, los profesionales eran enviados de regreso a Cuba, y sin el pago total ofrecido.
“En la época de las lluvias nos trasladaron a Potosí, y tenían (ella y otros colegas) que salir a los mercados buscando pacientes para operar en la Operación Milagro. Y si tú no llevabas esa meta, usted va de regreso a Cuba, pierde su misión y el dinero que trabajaste todo ese tiempo”, dijo.
En Brasil hubo un fuerte control sobre los médicos.
“En Brasil, me di cuenta que había algo oscuro con respecto a nosotros y el resto de médicos, de Colombia, etc. Nos montaron en un avión militar donde no había ni asientos, hasta llegar al Amazonas. Ahí limitaban tu movimiento, a las 6 de la tarde tenía que pedir permiso para comprar pan o cigarros, y tampoco podía estar relacionada con connacionales, porque a las 6 pm una de las doctoras de mi grupo daba el parte al de la OPS y le decía que “todos están en la casa, nadie ha salido”.
Añadió a la emisora: Yo me sentía presa, además, lo del dinero, yo decía: pero cómo si yo estoy expuesta a los mismos peligros que los demás médicos (de otros países), yo voy a ganar 800 reales y el otro va a ganar 30.000 reales. Brasil sí pagaba los 30.000 reales por nosotros pero a nosotros el gobierno cubano nos daba 800 reales, se embolsillaba una parte y otra parte nos la ponían en una cuenta”
Al final, la doctora se desilusionó del programa y decidió huir. Unos amigos la ayudaron para viajar en automóvil 3.000 km hasta un llegar a un aeropuerto, donde tomó un avión y llegó a Brasilia. Luego se dirigió a la embajada de EE. UU y recibió apoyo para dejar el país.
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