Por Fausto A. Pompa el 10 Jul 2019 – 7:52pm. ADNCUBA
Los desarrolladores freelancers de aplicaciones móviles para la plataforma Android ya la tenían difícil en Cuba al intentar descargar desde el sitio oficial de Android Studio el afamado Java kit de desarrollo de software (SDK).
El programa de desarrollo Android Studio les devolvía un error que se traducía en “página bloqueada”. Sin embargo, lo anterior nunca fue barrera para los desarrolladores de la comunidad Android en la Isla, que usaban los llamados VPN (Red Privada Virtual) para burlar las restricciones gubernamentales y poder acceder al sitio en cuestión.
Por si fuera poco, actualmente los desarrolladores de esta plataforma están obligados a trabajar de forma offline, lo cual ralentiza todo el proceso de creación. Ahora, el proceso de “Informatización ordenada” en Cuba para este 2019 ha desencadenado una serie de restricciones para los desarrolladores de aplicaciones.
El gobierno pretende, como indican las nuevas normas, específicamente la Resolución 125, “ordenar, controlar, almacenar y mantener actualizada la información sobre estos productos existentes en el país”.
Según la Resolución 125 del 24 de junio 2019, Artículo 5, “Los desarrolladores y comercializadores de programas y aplicaciones informáticas están obligados a inscribirlos a través de la Unidad Presupuestada Técnica de Control del Espectro Radioeléctrico del Ministerio de Comunicaciones (UPTCER)”.
Por otro lado, el Artículo 12 refleja que “Por la inscripción del programa y aplicación informática, el desarrollador o comercializador paga cincuenta pesos; el pago se realiza directamente en la sucursal bancaria”.
Android es una plataforma de código abierto. Esto quiere decir que cualquier desarrollador puede crear y desarrollar aplicaciones escritas con lenguaje Java u otros lenguajes, y compilarlas a código nativo de ARM (API de Android). Utilizando para ello los programas Android Studio y Eclipse, con sus variantes de programación: Fluter, Ionic, Kotlin, entre otros.
Un desarrollador Android dispone de todo el arsenal de la API (Interfaz de Programación de Aplicaciones) de Google de forma gratuita, y tiene la posibilidad de monetizar su proyecto en Google Play si así lo desea.
Según la el sitio Android Studios FAQs, un desarrollador Android solo debe adquirir una licencia si quiere comercializar su proyecto a nivel mundial en un futuro. Subir una app a Google Play cuesta 25 dólares.
Las bases éticas de las buenas prácticas para la comunidad internacional de desarrollo de Android incluyen control sobre material para usuarios menores de 14 años, utilizar licencia y condiciones de uso, información de permisos, entre otros aspectos, pero no limitan que se pueda comercializar y monetizar cualquier app: ello puede hacerse sin ningún tipo de restricciones geográficas o nichos de mercado.
En Cuba, los desarrolladores han podido dar pasos a base de tropezones, rejuegos y algo de suerte, cosas que para el resto del mundo es algo desconocido. Y ahora el gobierno les impone un “golpe de gracia” a través de las siguientes restricciones:
-No poder comercializar directamente sus aplicaciones con empresas extranjeras.
-Obligación de revelar proyectos, diseños, arquitectura, código fuente al UPTCER, sin tener en cuenta la política de privacidad que pueda existir entre empleador y empleado.
-El desarrollador corre el riesgo de que el proyecto sea denegado posterior a la inscripción y pago de solicitud. (Actualmente Google Play es la única empresa que a nivel internacional se encarga de denegar apps destinadas a la monetización).
-Obligación de pasar por un paredón de solicitudes, formularios, certificados, fotos, cuños, envío de datos personales a una empresa cubana. Al trascurrir 15 días, se le notificará al comercializador o desarrollador si su proyecto es aprobado o no.
-El desarrollo de una app, ya sea del tipo placebo (como la app que dice matar mosquitos) o chats para encontrar parejas puede resultar denegado, si según la UPTCER va en contra de sus normativas de seguridad.
El futuro digital de los cubanos depende de la capacidad para acceder, usar y desarrollar tecnología de la manera más libre posible. Unos pocos medios o autoridades políticas no deberían tener ventajas tecnológicas o legales ni pretender controlar un espacio cuya esencia es la no regulación.
La comunidad cubana de desarrolladores de Android tendrá que seguir creando a pesar de que el uso justo, la innovación, el acceso abierto y la neutralidad de la red todavía sean materia pendiente en la legislación cubana.
Estas publicaciones no representan necesariamente las opiniones del Instituto de Estudios Cubanos.