Por Daisy Galaviz | 19 Jun 2020 – 1:40 pm (Actualizado)ADN Cuba
Venezuela
La cuarentena para evitar la propagación del Covid-19 ha afectado a muchos sectores de la economía, pero también golpeó una parte de la población venezolana que ha migrado en los últimos años.
Venezolanos que vivían del día, se quedaron sin trabajo, sin techo, sin comida, y sin ayuda, por lo que algunos no tuvieron más opción que regresar al país con lo que pudieron cargar en sus maletas. Sin embargo, el gobierno de Nicolás Maduro les ha complicado el retorno a sus hogares.
ADN Cuba conversó con una de esas migrantes venezolanas que han retornado al país en los últimos días. Ella vivió en carne propia las malas condiciones en que se encuentran los hoteles y refugios que el gobierno venezolano ha destinado para el aislamiento social preventivo.
La joven narra que se fue a Cúcuta, Colombia, a comienzos del 2020. La llegada de la pandemia hizo que dejara de trabajar y no tenía ahorros para pagar el cuarto que mantenía alquilado, por lo que no tuvo más opción que regresar a Venezuela junto a su bebé de un año.
El 29 de abril tocó suelo venezolano, pero siguieron las penurias: durmió seis noches en el terminal de San Antonio del Táchira, ubicado en la frontera con Colombia, a la espera de que un transporte del gobierno de Maduro la buscaran a ella y a los que tenían como destino Barquisimeto, estado Lara.
El 6 de mayo llegó al refugio que le asignaron: la Villa Bolivariana. A ella la dejaron 14 días, pero al otro grupo con que compartía piso los mantuvieron aislados 34 días, pese que en el mismo apartamento una joven dio positivo de COVID-19.
La migrante cuenta que ella denunció el estado del refugio, pero no mejoraron las condiciones.
“Las situación era insoportable. Nos tenían en un apartamento bajo llave, donde solo nos abrían la puerta para pasarnos comida, que no se le da ni a los perros. El apartamento no tenía agua, la ponían una hora cada día y éramos más de ocho personas”.
Comenta que médicos cubanos todos los días visitaban el refugio, pasaban revista y recomendaban medicamentos a aquellos que presentan alguna patología.
Aunque la mujer pidió un mejor trato, la explicación que dieron funcionarios de la Guardia Nacional fue: “paciencia. Pronto nos darán el permiso para que los dejemos salir”.
El caso de la Villa Bolivariana no es el único. El 29 de mayo un grupo de más de 100 personas provenientes de Colombia llevaban 24 días en el Hotel Vizconde, en Caracas, denunciaron a los medios de comunicación que los mantenían “secuestrados, a pesar que les habían practicado cinco pruebas de COVID-19 y habían salido negativos. La denuncia hizo que funcionarios del gobierno de Maduro los liberaran.
Tal es la situación en los refugios que la noche del 14 de mayo un migrante de 22 años que se encontraba en un refugio ubicado en El Vigía, estado Mérida, fue trasladado al Hospital Universitario de Los Andes por presentar fiebre y otros síntomas del COVID-19. El hombre falleció a las pocas horas de haber sido ingresado al centro de salud.
De acuerdo con información aportada por el diputado a la Asamblea Nacional en el exilio, José Manuel Olivares, el paciente, 10 días antes de morir, informó que se sentía mal, pero quienes resguardaban el refugio no lo llevaron a recibir atención médica. Después de muerto le practicaron la prueba del COVID-19, y dio positivo.
Maduro no ha sido amable con los que regresan
Este 16 de junio Venezuela superó los 3150 casos de coronavirus. El 13 de junio cuando la cuenta iba en 2904 casos, Nicolás Maduro notificó que 2.300 de ellos eran importados, un equivalente al 80%. De acuerdo con el gobernante venezolano gran parte de esos contagios detectados han sido venezolanos que han regresado desde Colombia, Brasil, Ecuador, Chile y Perú.
Para evitar el avance de casos “importados” en el país, Maduro puso más restricciones en la frontera de las que ya había.
Desde el pasado 14 de marzo Venezuela cerró la frontera con Colombia, y desde la fecha los migrantes venezolanos solo pueden llegar a su país de origen por los corredores humanitarios. Según Migración Colombia, desde el 14 de marzo al 8 de junio cerca de 71.000 venezolanos han salido de Colombia en las últimas semanas.
El 7 de junio, Juan Francisco Espinosa, director general de Migración Colombia, explicó que el gobierno de Maduro tomó la decisión de restringir el ingreso venezolanos al país a tres días a la semana: lunes, miércoles y viernes, en grupos que no superen los 300 por el puente Simón Bolívar, en Norte de Santander, y 100 por el puente José Antonio Páez, en Aracua. El anuncio se hizo efectivo desde el 8 de junio.
Espinoza detalló al diario El Tiempo las implicaciones que se han generado como consecuencia de las restricciones decretadas por Maduro.
“Tenemos una limitación muy fuerte en Norte de Santander. Habíamos logrado un acuerdo para el paso diario de 700 personas, pero en estos momentos estamos experimentando días en los que solo nos han recibido 80 personas”, dijo el director de Migración Colombia.
Desde la fecha, los venezolanos que decidieron dejar el país no solo pasan penurias en los refugios de aislamiento, también deben enfrentar que les sea permitido ingresar a la nación tres veces a la semana.
Estas publicaciones no representan necesariamente las opiniones del Instituto de Estudios Cubanos.