Por ADN Cuba el 13 Jan 2020 – 7:20am
Mientras el gobierno cubano sigue presumiendo de los niveles de excelencia de la atención sanitaria en la isla, y convierte sus “misiones médicas” en el extranjero en fuente de divisas a costa de un nuevo sistema de esclavitud moderna, los vecinos de los poblados de Nitrógeno y Minas, en Camagüey, se quejan de numerosas deficiencias.
Viviendo en repartos considerados insalubres, llenos de lagunas y con basureros a menos de 30 metros de donde viven niños, cuenta el vecino Alexis Cuñó Jiménez, estos habitantes de modestos poblados rurales han sido olvidados por el gobierno y el Ministerio de Salud Pública. “Salud Pública no se ocupa de eso, el gobierno no se ocupa de eso, nadie toma medidas con esas situaciones”, se queja Jiménez en entrevista para ADN CUBA.
Otro asunto que provoca numerosas quejas es la crítica situación con los medicamentos en esos lugares. Los vecinos están obligados a compartir las medicinas entre ellos pues muchas de primera necesidad no están disponibles o sólo se venden en dólares. “Hay que utilizar los medicamentos entre nosotros mismos porque si no nos morimos”
“Medicamentos aquí no hay, ni para los campesinos ni para nadie. Aquí no hay atención médica de ningún tipo. La receta es por gusto porque aunque haya una receta, en la farmacia no están los medicamentos: todos están en falta. Casi siempre aquí las personas se curan con plantas y remedios”, dice otro de los vecinos, José Luis Acosta Castellán.
“Los medicamento que vienen casi siempre son malos, elaborados con plantas y eso, pero sin la calidad de los medicamentos que venden en la shopping por divisas, que sí son más efectivos. Cuando se tiene el dinero, porque son bastante caros, medicamentos de veintipico, treinta dólares, que no llega a un salario de un campesino, añade Acosta.
“¿Como tú no puedes priorizar al pueblo, si estás al frente de una nación, los medicamentos de primera necesidad, y en vez de darselos al pueblo decir que no existen por el problema del bloqueo, y luego venderlos en divisas a precios a los que no llegamos, porque los salarios no alcanzan. ¿Cómo se puede entender esto?”, se queja Cuñó.
Sin servicio de ambulancias y casi sin visitas de especialistas, o con visitas una vez al mes –al menos, en Minas–, los vecinos enfermos tienen que salir a la carretera en carretones de caballos o bicitaxis, para poder acceder a lo que llaman “una mafia médica”.
La lamentable situación es justificada por los galenos, que se escudan en la falta de combustible, de equipos y otras carencias que involucran al sistema. Los vecinos entrevistados aluden también a la mala fama que tiene el hospital de Minas, donde ha habido hasta niños fallecidos a causa de preocupantes negligencias médicas.
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