Coronel Ernesto Fonts y Sterling

Brigada 2506 Raices Mambisas

Coronel Ernesto Fonts y Sterling

Por: Pedro Roig

Nació en la ciudad de La Habana, el 27 de septiembre de 1869. Su padre, el patriota Juan Carlos Fonts y Palma, murió en cautiverio en una prisión de España durante la Guerra de los Diez Años. Su hijo Ernesto quedó bajo la tutela de su tía casada con Miguel Aldama, que ostentó la representación del Gobierno de Cuba en Armas, nombrado por el presidente Carlos Manuel de Céspedes.

A los doce años de edad, Ernesto ingresó en una escuela militar cerca de Nueva York donde recibió una educación integral con altos valores académicos, desarrollando en los jóvenes cadetes solidos conceptos del honor, obligaciones, disciplina y libertad. Sumando además a su magnífico español un excelente dominio del idioma inglés, que lo hizo perfectamente bilingüe.

Ernesto Fonts es mencionado en el libro “Prisioneros de los recuerdos: Memorias de un médico cubano”, como una persona de porte señorial entre los luchadores del ejercito libertador.

De regreso a Cuba (1884), Ernesto trabajó en el bufete de su hermano Carlos y obtuvo el título de Perito Mercantil. Estos estudios y la experiencia ganada en el trabajo le dieron notable prestigio en el mundo profesional de las finanzas.

Ernesto Fonts ingresó en el Ejercito Libertador el 24 de octubre de 1895, integrándose en la 1ra División, 4to Cuerpo, bajo las órdenes del Mayor General Serafín Sánchez, que reconociendo sus dotes de mando y finanzas lo incorporó en su Estado Mayor.

En 29 de noviembre de 1895, en el potrero Lázaro López, los generales Serafín Sánchez, y Carlos Roloff, al frente de una importante fuerza de caballería del 4to Cuerpo, se unieron a la columna invasora a su paso por Las Villas. Ernesto Fonts participó en los combates, junto a los veteranos que avanzaban irreductible para llevar la guerra a las ricas provincias del Occidente de Cuba.

El 5 de diciembre de 1895, Ernesto Fonts fue designado Administrador de Hacienda de la provincia de Las Villas (4to Cuerpo). Su excelente labor le ganó el respeto de jefes y soldados, incluyendo al propio Máximo Gómez. El 10 de octubre de 1897, resultó electo a la Asamblea Constituyente de La Yaya.

Entre los delegados que representarían a los diferentes cuerpos del Ejercito Libertador, figuraron:
Primer Cuerpo: Enrique Collazo, Aurelio Hevia y Tomás Padrón Griñán.
Segundo Cuerpo: José Fernández de Castro, José Fernández Rondán y Carlos Manuel de Céspedes y Quesada.
Tercer Cuerpo: Salvador Cisneros Betancourt, Lope Recio Loynaz y Manuel Silva Zayas.
Cuarto Cuerpo: Domingo Méndez Capote, Ernesto Fonts y Sterling y José Braulio Alemán
Quinto Cuerpo: Fernando Freyre de Andrade, Fermín Valdés Domínguez y Andrés Moreno de la Torre
Sexto Cuerpo: Eusebio Hernández, Cosme de la Torriente y José Lacret Morlot.

Consejo de Gobierno electo:
Luego de sesionar la Asamblea de Representantes, eligió el nuevo Consejo de Gobierno de la República de Cuba en Armas, que quedó constituido en la forma siguiente:

Presidente: Mayor General Bartolomé Masó Márquez
Vicepresidente: Brigadier Domingo Méndez Capote
Secretario de la Guerra: Brigadier José Braulio Alemán
Secretario del Exterior: Coronel Andrés Moreno de la Torre
Secretario de Hacienda: Coronel Ernesto Fonts y Sterling.

El coronel Fonts y Sterling ocupó la Secretaría de Hacienda hasta concluir la guerra, cumpliendo sus obligaciones con irreprochable conducta.

Su nieto Carlos Fonts Boullosa, integró la Brigada 2506.

Carlos Fonts Boullosa

Nieto
Demolición Submarina #778

En 1960 estaba en Miami, durante un descanso de la Universidad de Florida, cuando recibí una llamada de mi amigo Andy Pruna para decirme que estaban alistando exiliados cubanos para una operación militar en Cuba contra la dictadura comunista de los Castros.
Mi reacción fue instantánea: «¿dónde vamos a alistarnos?». El legado de mi abuelo el coronel Ernesto Fonts Sterling en la guerra de liberación contra España, así como el de mi padre Oscar Fonts contra Machado, me dejó sin duda que era mi turno de ofrecer mi dedicación a la liberación de nuestro país. Mi turno de luchar por el derecho a la libre expresión religiosa de nuestra fe católica, que había sido reprimida en Cuba.
Al unirnos en Nicaragua con el resto de la Brigada conocí a muchos de nuestros otros compatriotas. Me dio la oportunidad de darme cuenta de que yo estaba en compañía de hombres grandes y valientes de todos los ámbitos de la vida, con una causa común de lograr la libertad para nuestra patria.

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