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CUBA: ¿Qué se puede esperar?

La situación interna

Los limitados cambios económicos introducidos por el general Raúl Castro en Cuba animaron a algunos observadores a proclamar el fin del comunismo y el desmantelamiento del sistema totalitario en la isla. A pesar de las declaraciones de Raúl Castro de que no fue elegido para restaurar el capitalismo, estos observadores insisten que las reformas económicas se profundizarían y Cuba marcharía hacia el capitalismo o por lo menos a un capitalismo de estilo chino.
Si los objetivos del gobierno de Castro fueran verdaderamente avanzar hacia una economía de mercado, no limitaría las empresas económicas a unas 205 actividades individuales, es decir, peluquerías, zapaterías, pizzerías, alquilar tierras vacías a agricultores individuales para producir en su mayoría agricultura de subsistencia; o liberalizar los mercados de bienes raíces y automóviles. Además, los onerosos impuestos, reglamentos y derechos de licencia requeridos para estas actividades no conducen al desarrollo de empresas libres.
Es muy difícil para el general Raúl Castro rechazar el legado de centralización política y económica de su hermano. La legitimidad de Raúl se basa en ser heredero de Fidel. Cualquier medida importante para rechazar las “enseñanzas” de Fidel crearía incertidumbre entre las élites gobernantes de Cuba – el partido y el ejército. También podría aumentar la inestabilidad ya que algunos abogarían por un cambio rápido, mientras que otros se aferrarían a políticas más ortodoxas. Los cubanos podían ver esto como una oportunidad de movilización, exigiendo reformas más rápidas.
Durante las últimas cinco décadas, las consideraciones políticas siempre han dictado las decisiones económicas de la dirección comunista en la isla. A los 86 años, el objetivo del General Castro es calmar a una población cada vez más infeliz e impedir una explosión social, no transformar a Cuba en una sociedad capitalista. Por sus acciones y declaraciones, Raúl Castro confirma que Cuba seguirá siendo un fracasado experimento totalitario en el futuro previsible. Su traspaso de la Presidencia a un burócrata menor del Partido Comunista en abril del 2018, mientras permanece como Secretario General del Partido y líder de facto de las fuerzas armadas, es un claro indicio de un proceso de sucesión y no de transición. El futuro nuevo presidente, Miguel Díaz-Canel, no tiene apoyo militar o popular y estará supeditado a los deseos de Raúl y sus aliados militares en el Buro Político. La reciente creación de una “troika” militar para gobernar las tres regiones de Cuba es un ejemplo más de una sucesión militarizada en la isla.

La dimensión extranjera

La normalización de relaciones entre Cuba y EE. UU. bajo el Presidente Obama, ha tenido poco impacto en las relaciones exteriores o en la situación interna de Cuba. Raúl no parece dispuesto a ofrecer concesiones significativas e irreversibles para una normalización a largo plazo entre Estados Unidos y Cuba. Al igual que su hermano en el pasado, las declaraciones públicas están motivadas políticamente y dirigidas a audiencias en Cuba, Estados Unidos y Europa. Las avenidas para serias negociaciones nunca han estado cerradas como lo demuestra la reciente normalización diplomática bajo el Presidente Obama y los acuerdos migratorios entre EE. UU. y Cuba.
Raúl no está dispuesto a renunciar al apoyo y la estrecha colaboración de países como Venezuela, China, Irán, Corea del Norte y Rusia a cambio de una relación incierta con Washington. En un momento en que el antiamericanismo es fuerte en Asia, Oriente Medio y otros lugares, es más probable que las políticas de Raúl permanezcan más cercanas a regímenes que no son especialmente amistosos con los Estados Unidos y que demandan poco de Cuba a cambio de una generosa ayuda.
Recientemente Cuba ha expandido sus relaciones con Rusia. Las extensas compras de equipos militares por parte de Venezuela, la cercana alianza Cuba-Venezuela son temas preocupantes. No sabemos si las armas que Venezuela ha comprado a Rusia han sido transferidas a Cuba. Sin embargo, los objetivos de la alianza Rusia-Iran-Cuba-Venezuela es retar los intereses de EE. UU. y crear varios centros de poder,
La cooperación militar con Rusia es sumamente importante para Cuba. Los rusos continúan presionando a los EE. UU. para que terminen con el embargo. En el 2015, Cuba y Rusia firmaron acuerdos ofreciéndole a los rusos posiciones navales y áreas en Cuba. Una presencia rusa en el Caribe, desestabilizadora para los EE. UU., forzaría a Washington a incrementar sus defensas en el área, incrementando la percepción de que Rusia es una potencia capaz de retar a EE. UU. en su propio traspatio.
En Estados Unidos existe la creencia de que consideraciones económicas podrían influir en decisiones políticas en Cuba y que una situación económicamente deteriorada podría obligar al régimen de Castro a mover la isla hacia una economía de mercado y eventualmente hacia reformas políticas. Esto no ha sucedido y es poco probable que suceda.
Entre muchos en Estados Unidos, todavía existe la creencia de que el embargo es la causa de los males económicos de Cuba. Esta noción ha sido propagada continuamente por el régimen de Castro para obligar a EE. UU. a terminar unilateralmente las sanciones estadounidenses.
En realidad, la causa de los problemas económicos de Cuba no es el embargo sino un fracasado sistema económico. Al igual que las economías marxistas de la Unión Soviética y de Europa Oriental, el sistema de Cuba es anticuado, ineficiente y corrupto. No fomenta la productividad o la iniciativa individual. Si Cuba exportara y produjera más, podría comprar cualquier producto que necesite de otros países. Para Cuba, Estados Unidos es el mercado más cercano, pero no el más barato. Lo que el régimen de Castro busca es turistas y créditos estadounidenses que ayuden a escapar sin tener que hacer grandes cambios económicos o políticos.
En el mundo en desarrollo hay líderes que no comparten los valores occidentales. Ven el mundo de manera muy diferente a nosotros. Tal vez el resultado de sus antecedentes educativos, religiosos o culturales, tal vez el resultado de sus propias experiencias, piensan y actúan de manera muy diferente.
El General Castro pertenece a este grupo. El desea permanecer en el poder al igual que su hermano. Acuerdos son vistos como algo a corto plazo, a veces forzados, como movimientos tácticos para alcanzar objetivos estratégicos a largo plazo. Las negociaciones con estos líderes del mundo en desarrollo suelen ser de poco valor, y los acuerdos de corta duración.

La larga creencia en Estados Unidos de que, a través de negociaciones e incentivos, podemos influir en el comportamiento de Raúl, se ha debilitado por su falta de voluntad para ofrecer concesiones importantes. Prefiere sacrificar el bienestar económico de los cubanos, en vez de aceptar una Cuba diferente, política y económicamente. Ni los incentivos económicos ni los castigos han funcionado con Cuba en el pasado. No es probable que funcionen en el futuro.
El contrabando de armas de Cuba en un carguero norcoreano en el 2014 parece indicar el compromiso continuo de Raúl con el internacionalismo y su voluntad de violar las leyes internacionales para apoyar a un aliado. Como en las décadas de 1970 y 1980, cuando los hermanos Castro desempeñaron un papel importante en África y Oriente Medio con el apoyo de la Unión Soviética, este incidente demuestra que, incluso sin el respaldo de una gran potencia, Cuba sigue siendo un actor en política exterior.

La Era de Trump

En un discurso en Miami en el 2017, el Presidente Donald Trump anunció cambios a la política de Obama hacia Cuba. Consciente de que las concesiones de Obama no han producido cambios en Cuba, Trump promulgó regulaciones que prohíben transacciones comerciales con empresas controladas por los militares cubanos. Estas regulaciones también prohíben viajes individuales a la isla y requieren que turistas norteamericanos vayan en grupo.
La política enfatiza el deseo del Presidente Trump de aislar a Cuba debilitando su relación con Venezuela, de reducir el tráfico de drogas y lograr la extradición de norteamericanos que se han refugiado en Cuba. La política mantiene relaciones con el régimen de Raul Castro y el final de la política de “pies secos, pies mojados”. El objetivo principal es apretar económicamente al régimen de Raul Castro.
Reaccionando violentamente el General Castro enfatizó que los EE. UU. están usando métodos de coerción e intensificando el bloque que causa daño al pueblo de Cuba y afecta la soberanía e intereses de otros países.
Recientemente la política de los EE. UU. hacia Cuba se ha complicado con la situación en Venezuela. El asesor nacional de política exterior John Bolton ha incluido a Cuba, Venezuela y Nicaragua en una “troika de tiranos”, vaticinando que esta troika caerá.
Esta política conlleva numerosos riesgos. Las medidas con respecto a Cuba no van a forzar al General Castro a introducir reformas en la isla o a que cambie su alianza con esos países. A menos que las sanciones sean de mayor envergadura no van a funcionar.
Cuba continúa esperando el final de la era de Trump y una administración Demócrata más favorable a Cuba.
La estrategia hacia Venezuela es también peligrosa. Si el leader oposicionista Juana Guaidó no logra la salidla de Maduro, la situación en Venezuela empeorará con un mayor involucramiento de Cuba y Rusia y una crecida emigración de venezolanos. Si la politica de Trump de presión diplomática y económica no funciona, las opciones son armar y entrenar militarmente a los venezolanos, o intervenir militarmente, dos opciones costosas y complicadas. La peor alternativa seria aceptar en Venezuela a un régimen tiránico, antiamericano, pro-Cuba, Rusia e Irán.
Mientras tanto, la política hacia Cuba parece estar en un estado de expectativa. La esperanza es que, si el gobierno de Maduro cae, Cuba sería el próximo dominó en desplomarse. Pero Cuba sobrevivió en la década de 1990 el periodo especial tras la caída de la Unión Soviética y sin el petróleo ruso. Hoy Cuba esta en mejor situación: con turismo; envíos de remesas del exterior; alquiler de médicos y personal militar, estimado en $8,000 millones anuales; y ayuda de Rusia, China, Irán y otros países. Cuba está en mejor posición para superar una debacle en Venezuela. Sin duda la desaparición del régimen de Maduro produciría numerosos problemas en la isla. Pero acostumbrados a vivir con poco, los cubanos podrían sobrevivir sin Venezuela.

Después de Raúl

Si Raúl Castro muriera o quedará incapacitado, será el Buró Político del Partido Comunista de Cuba quien decidirá el reemplazo. Aunque Raúl designó a Díaz-Canel como su sucesor, su promoción dependerá de las circunstancias del momento. Si la sucesión se produce bajo un aumento de la presión social o la violencia, es probable que se seleccione a alguien más confiable, probablemente entre los militares. Dado que la mayoría de los miembros del Buró Político son militares, este grupo tomará la decisión final. Aunque Díaz-Canel también tiene rango militar, no es probable que los Generales en esa entidad se vuelvan hacia él en un momento de crisis.
Si la sucesión es pacífica y Díaz-Canel asume la presidencia, tiene que lidiar con Raúl, el poder de los generales más antiguos, y Alejandro Castro Espín, el hijo de Raúl, un coronel-coordinador de las fuerzas armadas y de seguridad y una nueva figura emergente e influyente. Sin apoyo dentro del ejército o en el Partido, Díaz-Canel permanece como una figura títere con poder limitado.
La pregunta clave sobre la Cuba post-Castro no es quiénes serán sus nuevos gobernantes o qué les gustaría lograr. La pregunta clave es si la institucionalización de la revolución bajo el control de los militares, el partido y el aparato de seguridad sobrevivirá al gobierno de Raúl Castro. E igualmente importante, que puede lograr cualquier liderazgo emergente dentro del contexto sociopolítico y económico existente.
También hay otras preguntas clave y más preocupantes: ¿Serán los nuevos gobernantes capaces de ejercer cualquier opción importante? ¿Tendrán miedo de perturbar el equilibrio multinivel de intereses de los que dependerá ciertamente el nuevo gobierno?
Los impedimentos para un cambio importante son significativos:

  • Una población aterrorizada, desorganizada y temerosa que espera el cambio desde arriba. Existe una firme creencia entre el pueblo cubano acerca de la eficacia de los servicios de seguridad y un temor abrumador de sus capacidades represivas. La élite política ve el desarrollo de una sociedad civil como un gran desafío a su autoridad absoluta y una amenaza para su control a largo plazo. Las limitadas ganancias de una sociedad civil independiente de los hermanos Castro en los últimos años son el resultado de un deterioro de la economía; la desilusión con la revolución y la creciente infelicidad con el régimen de Castro; influencia de fuerzas externas; y una relajación limitada del control del sistema. Sin embargo, la sociedad civil sigue siendo débil, no muy eficaz y vigilada cuidadosa y constantemente por las fuerzas de seguridad.
  • El ejército, la institución más importante de la Cuba contemporánea, tiene legitimidad y respeto y es una fuerza disciplinada y leal. Controla más del 60% de la economía. ¿Estarán dispuestos a abandonar este control económico y su papel prominente? Uno de los mayores desafíos de Cuba después de Castro será cómo sacar a los militares de la economía y devolverlos a los cuarteles.

Es probable que el liderazgo posterior a Raúl Castro extraiga algunas lecciones de los cambios en la Europa del Este e intente satisfacer las necesidades del pueblo cubano. Inicialmente comprarán cantidades masivas de alimentos para satisfacer una de las principales quejas de los cubanos. Después de un tiempo puede que profundicen las reformas económicas, permitiendo la propiedad privada de la tierra en un intento por aumentar la productividad de los alimentos; fomentar las inversiones extranjeras en sectores clave en los que Cuba carece de tecnología o capital, es decir, la exploración petrolera en el mar y los bienes de consumo. Tendrán que lidiar con el creciente descontento de los negros cubanos, privados de las remesas cubanoamericanas y cada vez más rebeldes y alienados del sistema.
Los cambios, sin embargo, no darán lugar a un período de rápida transformación política o económica o a un colapso del sistema. La estabilidad del régimen cubano se basa principalmente en el poder de las Fuerzas Armadas, el aparato de seguridad y la estructura del Partido. La organización y la fuerza de la burocracia que ha crecido alrededor de estas instituciones parecen asegurar la continuidad a corto plazo. Salvo lo imponderable o impredecible, el cambio rápido no es probable.
Quizás el desafío crítico para un régimen posterior a Raúl sea mejorar la economía y satisfacer las necesidades y expectativas de la población, manteniendo un control político continuo. Las reformas económicas demasiado rápidas pueden conducir a un relajamiento del control político, un hecho temido por los militares, y otros aliados dispuestos a permanecer en el poder y seguir beneficiándose de sus posiciones privilegiadas. Desafortunadamente para los cubanos, la transición puede ser lenta y dolorosa.

*Jaime Suchlicki es Director y fundador del Instituto de Estudios Cubanos, CSI, un grupo de investigación sin fines de lucro en Coral Gables, FL. Es autor de Cuba: From Columbus to Castro & Beyond, México: From Montezuma to the Rise of PAN, y Breve Historia de Cuba.

(Este artículo fue publicado en The Chronicles: A Magazine of American Culture, junio, 2019

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