En la Guerra de los Siete Años, España se alió con Francia contra el Reino Unido. Gran Bretaña declaró la guerra a España el 4 de enero de 1762 y lanzó una expedición angloamericana para conquistar La Habana, la tercera ciudad más grande del Nuevo Mundo, y esencial para las comunicaciones transatlánticas españolas (y el suministro de riqueza de las Indias a España). El 6 de junio, Lord Albemarle desembarcó sus tropas en Cojímar, mientras que Sir George Pocock llevó la flota principal a La Habana, que se rindió a mediados de agosto, luego de un asedio y un asalto sangriento al fuerte de El Morro (defendido galantemente por Luis de Velasco Isla). Gran Bretaña no pudo conquistar toda la isla y muchos residentes de La Habana pudieron huir al interior con los bienes que podían llevar consigo. La ciudad fue devuelta a España en 1762, a cambio de la Florida.
La influencia de la ocupación inglesa en la ciudad y en el desarrollo de la economía cubana ha sido considerada durante mucho tiempo como decisiva. Por primera vez se permitió el comercio legal con todos los países, incluyendo el fin del control sobre el comercio de esclavos africanos, con un aumento de la importación y venta de esclavos. El contrabando dejó de ser necesario, los cigarros cubanos se hicieron populares en Inglaterra y en América del Norte, estimulando la producción de tabaco. Se introdujeron la masonería y la tolerancia religiosa.
Cuando los españoles regresaron, encontraron difícil restablecer las antiguas restricciones.
* Jaime Suchlicki es Director del Instituto de Estudios Cubanos, CSI, un grupo de investigación sin fines de lucro en Coral Gables, FL. Es el autor de Cuba: De Colón a Castro y más allá, ahora en su quinta edición; México: de Montezuma al ascenso del PAN, 2ª edición, y de la recientemente publicada Breve Historia de Cuba.