El 10 de febrero de 1896, el capitán general Valeriano Weyler llegó a La Habana y fue recibido por una entusiasta población pro española. El nuevo gobernador militar se dio cuenta rápidamente de la gravedad de la insurrección en la isla. En un discurso dirigido a la multitud frente al Palacio del Gobernador, Weyler dijo: “No dudaré en castigar con sanciones rigurosas a los que de alguna manera ayuden a la causa del enemigo… por el momento, ignoraré todas las consideraciones políticas. Mi misión es acabar con la guerra. He venido a defender la soberanía española…. mientras la guerra continúe. Voy a ignorar todas las distinciones políticas. Sólo se permitirán ideas políticas españolas. Condeno a todas las demás facciones políticas y, en mi opinión, solo hay dos grupos políticos importantes en la isla. Los que están a favor del gobierno español y los separatistas… y se pueden distinguir fácilmente. Están los que aman a España y los que luchan contra ella”.
Weyler carecía de una personalidad atractiva. Era seco, no comunicativo, delgado y “muy pequeño”. Se vestía descuidadamente y parecía bastante vulgar, pero era un comandante reflexivo e ingenioso, capaz de satisfacer su sed y hambre en el campo con una lata de sardinas y una jarra de vino. El primer informe de Wyler reflejó claramente el éxito de la revolución en su principal objetivo militar: detener la riqueza económica de las provincias occidentales. “El día después de mi llegada, evitaron que la leche entrara (a La Habana)… los insurgentes habían estado quemando todo a su paso y no estaban ahorrando nada…”
Para llevar a cabo la guerra, Weyler reunió a un pequeño grupo de oficiales de confianza. Él creía en el principio de la ofensiva militar y, según vio, los batallones españoles no se habían unificado, sino que habían actuado como un equipo desorganizado sin una estrategia definida para lidiar con la insurrección. Weyler intentó primero tratar de aislar al general Antonio Maceo en Pinar del Río fortaleciendo una nueva línea norte-sur (trocha) entre Mariel y Majana.
El esquema inicial de Weyler para aislar a Maceo fue frustrado por el líder rebelde. En un impulso audaz, Maceo regresó al vecindario de La Habana antes de que Weyler pudiera iniciar su plan, y unió fuerzas con el general Máximo Gómez. Los dos guerreros-líderes de la revolución se abrazaron; las tropas aplaudieron mientras una banda tocaba el himno nacional. En las siguientes semanas, Gómez y Maceo marcharon a la provincia de Matanzas, y estas maniobras parecieron confundir a los españoles. Suponiendo que volvierían a Oriente, Weyler siguió el patrón triunfalista tan típico de los altos oficiales españoles durante la guerra en Cuba.
El 15 de marzo, las fuerzas de Maceo se abrieron paso a través de la trocha Mariel – Majana, aún por completar. Por segunda vez, el héroe cubano estaba invadiendo Pinar del Río. Al trasladarse a las montañas de El Rosario, esperaba capturar un gran número de tropas españolas, lo que permitiría a Gómez tomar la ofensiva en la provincia de Las Villas y a su hermano José, en Oriente. En Pinar del Río, Antonio Maceo luchó durante más de ocho meses, una brillante campaña con particular audacia y heroísmo.
Soldados españoles enviados a cuba 1895-1898.
| Expedición | Fecha | Tropas |
| Soldados in Cub | Febrero 1895 | 20,195 |
| 1 | Marzo 1895 | 8,302 |
| 2 | Abril 1895 | 7,252 |
| 3 | Mayo 1895 | 3,418 |
| 4 | Junio 1895 | 2,668 |
| 5 | Julio 1895 | 9,193 |
| 6 | Augosto 1895 | 26,835 |
| 7 | Noviembre 1895 | 24,173 |
| 8* | Enero 1896 | 8,667 |
| 9 | Abril 1896 | 21,463 |
| 10 | Julio 1896 | 7,241 |
| 11 | Noviembre 1896 | 36,836 |
| 12 | Enero 1897 | 18,568 |
| Dos batallones de Puerto Rico | 1,450 | |
| 196,261 |
* (Con el general Weyler vino la octava expedición militar de 8,667 soldados) *
En febrero de 1898, el último contingente de 7,186 hombres desembarcó en Cuba, sumando un total de 203,449 y convirtiéndolo en el mayor ejército europeo que jamás haya cruzado el Atlántico hacia América. Ángel Castro, el padre del dictador comunista Fidel Castro, vino de Galicia durante esta fase de refuerzo del ejército para luchar contra la independencia de Cuba.
* Pedro Roig, Esq. es Director Ejecutivo del Instituto de Estudios Cubanos. Tiene una maestría en artes de la Universidad de Miami y un doctorado en derecho de la Universidad de St. Thomas. Ha escrito varios libros, entre ellos La muerte de un sueño: Una historia de Cuba y Martí: La lucha de Cuba por la libertad. Es veterano de la Brigada 2506.
