El primero de diciembre de 1896, dispuso Maceo que el coronel Carlos González Clavel y un práctico de la zona, buscase un paso en la trocha por las cercanías del puerto de Mariel. Los exploradores regresaron sin haber encontrado la brecha.
Cruzar la trocha no era fácil. Consistía esa línea militar en una ancha calzada de mucha visibilidad. A cada kilómetro de intervalos se levantaba un fortín, entre los fortines había aposados varias parejas de centinelas y pozos para tiradores situados a veinte metros cada uno. Poderosos reflectores eléctricos y espesas cercas de alambres de púa a ambos lados de sus 40 kilómetros de longitud completaban las obras de defensa. Más as de 12,000 soldados y artilleria vigilaban el paso por aquella estrecha franja de tierra cubana.
El día 3 de diciembre, Maceo dispuso del pequeño bote-correo que los insurrectos utilizaban en la bahía del Mariel. En la noche del 4 de diciembre, Antonio Maceo cruzó el peligroso trecho de mar, acompañado de un reducido grupo de oficiales de su Estado Mayor.
Maceo y sus compañeros caminaron toda la madrugada y continuaron la marcha hasta media mañana en que acamparon en el demolido ingenio “La Merced”. Maceo mandó aviso a los jefes insurrectos de la región; alrededor de las doce de la noche llegaron al improvisado campamento los coroneles Ricardo Sartorio y Baldomero Acosta. Este último marchó en busca de caballos para Maceo y sus hombres.
Acosta regresó en la tarde del 6, con los caballos y varios jinetes del regimiento Goicuría. Esa noche se reunió Maceo con Perfecto Lacoste, uno de los líderes más prominentes de la insurrección en aquella zona. Al día siguiente, 7 de diciembre, temprano en la mañana, hizo su entrada en el campamento de San Pedro, cerca de Punta Brava. Allí, el “Titán de Bronce” inspeccionó a la caballería formada a ambos lados del camino, (más de 400 hombres) que recibían con vivas a “Cuba Libre” al héroe de la lucha de los cubanos por la independencia.
* Pedro Roig, Director Ejecutivo del Instituto de Estudios Cubanos. Abogado e historiador. Ha escrito varios libros, incluyendo La muerte de un sueño: una historia de Cuba y La lucha de los cubanos por la independencia. Roig es Veterano de la Brigada 2506.