El 30 de julio de 1957, el Coordinador Nacional del “Movimiento 26 de Julio”, Frank País, fue asesinado por agentes del Coronel José María Salas Cañizares, un sociópata que descargó el terror sobre Santiago de Cuba.
En 1953, Frank comenzó a enseñar en la escuela “El Salvador”, adyacente a la Segunda Iglesia Bautista, donde los domingos daba clases de religión. Un año más tarde se matriculó en la Universidad de Oriente, en la “Escuela de Pedagogía”. Allí se unió a la lucha de los estudiantes contra el régimen de Batista. Ya en 1955, Frank País era un respetado líder revolucionario, un maestro lúcido, un cristiano devoto y un hombre de acción.
A fines de diciembre (1955), Frank País se reunió con José Antonio Echeverría, ex presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de La Habana (FEU) y líder del Directorio Revolucionario. Frank y José Antonio se habían reunido antes y habían desarrollado estrechos lazos de confianza e ideales, especialmente los derechos y libertades individuales y un rechazo visceral a la dictadura militar y al caudillismo.
José Antonio invitó a Frank a unirse al Directorio, pero para entonces ya había fusionado su organización clandestina (Acción Nacional Revolucionaria) con el “Movimiento 26 de Julio”. Con total dedicación Frank desarrolló una formidable y valiente fuerza insurreccional en Cuba.
¿Cuál podría haber sido el impacto histórico si Frank País y José Antonio Echeverría hubieran unido fuerzas contra la dictadura de Batista? Una especulación conmovedora en nuestra tragedia nacional. Ambos héroes murieron en 1957, con veinte semanas de diferencia. José Antonio el 13 de marzo (el asalto al Palacio Presidencial en La Habana) y Frank el 30 de julio, acribillado a balazos en Santiago.
A medida que la rebelión creció en intensidad, Castro, exiliado en México, sintió que se estaba convirtiendo en una figura marginal. Frank, carismático líder, era el jefe nacional del “Movimiento 26 de Julio” y con José Antonio y el Directorio eran percibidos como héroes de la lucha armada. Castro sabía que su búsqueda de poder estaba desapareciendo. Tenía que volver, y pronto. Jorge Valls, un destacado poeta y pensador, escribió: “La primera y más implacable guerra de Fidel no fue en absoluto contra Batista, sino contra cualquier revolucionario que le hiciera sombra. Bajo ninguna circunstancia iba a ser desplazado”.
En septiembre de 1956, Frank País viajó a México para una sesión estratégica sobre el regreso de Castro a Cuba. El plan requería el desembarco de Castro cerca de Niquero, Oriente, y un levantamiento sorpresivo de las fuerzas clandestinas a las órdenes de Frank en Santiago.
El 25 de noviembre, el sobrecargado yate “Granma” partió desde el río Tuxpan en Yucatán. Al día siguiente, Frank País recibió una nota cifrada con instrucciones de que el “Granma” estaba en el mar en su camino a “Playa Colorada”. Frank se puso en contacto con Celia Sánchez en Manzanillo y le ordenó que preparara a los equipos de recepción en la zona de desembarco y puso en estado de alerta a las fuerzas clandestinas de Santiago para la inminente pelea.
Según lo programado, el 30 de noviembre, Frank País dirigió el levantamiento de Santiago. Sorprendida, la guarnición del Moncada vaciló y la rebelión se extendió por las calles de la ciudad. Vestidos con uniformes verde-oliv0 con brazaletes rojos y negros, el movimiento tomó el control del área del centro de la ciudad. Jorge Sotús ocupó la estación de policía marítima y la quemó. Cortaron líneas eléctricas, sabotearon vías del ferrocarril y puentes, pero a media tarde, el ejército comenzó a retomar la ciudad y aplastó el levantamiento. Frank País apenas escapó. Finalmente, el 2 de diciembre, el “Granma” naufragó en “Los Coyuelos”. No solo llegó tarde, sino que fue por el lugar equivocado. El desembarco de Fidel Castro fue un sangriento desastre.
Frank tenía 23 años cuando con Celia Sánchez jugaron un papel crucial en la supervivencia de Castro después del desastroso desembarco del “Granma”. Como jefe nacional del Movimiento 26 de Julio, Frank creó una red de clandestinidad de acción altamente eficiente que incluía campesinos de la Sierra Maestra a las órdenes de Crescencio Pérez, jefe de un poderoso clan que lograron rescatar a varios sobrevivientes del “Granma”. Pero la cuestión del control total de la rebelión por parte de un líder fue de gran preocupación para Frank País y otros que arriesgaban sus vidas en las ciudades. La historia de Cuba estaba bien documentada sobre el “Caudillismo Mesiánico”. El choque de Frank País con Fidel Castro fue inevitable.
El líder de la clandestinidad del Movimiento 26 de Julio, Frank País, era una síntesis de fe cristiana, dignidad y coraje. Un cristiano fiel y un anticomunista militante, Frank era un héroe que trascendía su época. Su fe y patriotismo lo hubiera llevado a pelear junto a los Girondinos en Francia y habría muerto por la libertad con Leónidas en las Termópilas. La diferencia política entre Fidel Castro y el joven consagrado a la libertad se hizo infranqueable. El 7 de julio, Frank informó a Castro que el ejecutivo nacional del Movimiento 26 de Julio debía estar integrado por seis miembros y que Castro, con menos de cien hombres en las montañas, recibiría un delegado.
El 30 de julio, 22 días después de su desafiante carta a Castro, los hombres de Batista encontraron a Frank y lo mataron. ¿Fue traicionado? La investigación de los historiadores Rolando Bonachea y Marta San Martín ha descubierto evidencias que apuntan directamente a Vilma Espín, una marxista de la burguesía de Santiago, que coordinaba a los agentes del M-26-7 empleados en la compañía telefónica que monitoreaban las conversaciones de la política de Batista.
Por otro lado, los guardias de Batista también escuchaban atentamente las llamadas telefónicas de los residentes de Santiago. La mañana de su muerte, mientras se escondía en la casa de Raúl Pujols (quien también fue asesinado ese día), Frank recibió una llamada innecesaria de Vilma Espín. Aproximadamente, una hora más tarde Salas Cañizares y sus matones encontraron a Frank y lo acribillaron a tiros. A los 23 años, el héroe de la libertad murió traicionado.
Santiago fue conmovida por la tristeza y la ira. Miles se unieron a la fúnebre procesión de Frank por las estrechas calles de la ciudad. Fue una gran marcha de desafío. La bandera cubana cubrió el ataúd mientras la gente cantaba el himno nacional”. Con la muerte de Frank País la luz de la libertad se había apagado. En su santuario de la montaña, Castro sabía que había eliminado el desafío más serio para su dictadura militar y que finalmente la muerte de Frank País le aseguraba el camino hacia el marxismo-leninismo con su sangrienta cuota de terror y miedo.
* Pedro Roig, Esq. es Director Ejecutivo del Instituto de Estudios Cubanos. Tiene una maestría en artes de la Universidad de Miami y un doctorado en derecho de la Universidad de St. Thomas. Ha escrito varios libros, entre ellos La muerte de un sueño: Una historia de Cuba y Martí: La lucha de Cuba por la libertad. Es veterano de la Brigada 2506.