*Por Jaime Suchlicki
Máximo Gómez Báez, (1836-1905). Héroe de la Guerra de la Independencia de Cuba de 1895-1898. Nació el 18 de noviembre de 1836, en una familia de clase media baja en el pequeño pueblo de Baní en Santo Domingo, completó su educación primaria allí, y luego ingresó a un seminario, donde su educación fue interrumpida por la invasión haitiana de 1855, cuando se unió al Ejército dominicano, luchando valientemente en Santomé en 1856 y batallas posteriores. Permaneció en el ejército durante el breve retorno de 1861-1865 de Santo Domingo al dominio español, y luego se mudó a Santiago de Cuba. Insatisfecho con el trato que él y otros dominicanos habían recibido de España, y horrorizado por la explotación de los esclavos, comenzó a conspirar con los revolucionarios cubanos. Cuando estalló la Guerra de los Diez Años (1868), su experiencia militar fue tan útil para la causa rebelde que pronto fue ascendido a general y luego nombrado comandante en jefe. Sin embargo, justo antes de la Paz de Zanjón (1878), decepcionado y desilusionado, navegó a Jamaica y luego a Honduras, donde fue nombrado general del ejército. Desde Honduras apoyó a la fallada Guerra Chiquita, y luego, en 1884, abandonó Honduras para ir a Estados Unidos a organizar y recaudar fondos para una nueva rebelión en Cuba. Allí se enfrentó con José Martí, quien consideró que su autoritarismo era intolerable: “Una nación no puede ser fundada de la misma manera que se ordena un campamento del ejército. ¿Qué somos, generales, los sirvientes modestos y heroicos de una idea, o los valientes y afortunados caudillos que se están preparando para llevar la guerra a un pueblo con el fin de subyugarlos luego?” Gómez se retiró brevemente a Panamá, y luego regresó a la Republica Dominicana. Allí, en 1892, recibió una nueva llamada de Martí para un esfuerzo final por liberar a Cuba, ofreciéndole el cargo de jefe militar. Olvidando las viejas diferencias, aceptó y se reunió con Martí y Maceo.
Durante los siguientes tres años, los tres trabajaron incansablemente, organizando a los cubanos dentro y fuera de la isla, hasta que comenzó la Guerra de Independencia de 1895-1898. En abril de 1895, Gómez, Martí y otros líderes desembarcaron en Cuba y se unieron a Maceo, que ya estaba en el campo. La victoria vino con la derrota de España en la guerra hispano-cubanoamericana. En agosto de 1898, Gómez retiró sus tropas al ingenio azucarero Narcisa, a la espera de la evacuación de las fuerzas españolas. Después de lograr esto, realizó una gira triunfal por Cuba como el héroe sobreviviente más popular de la guerra, y entró a La Habana, en medio de una alegría general el 24 de febrero de 1899. Cuando se enfrentó con la Asamblea de Representantes del Ejército Cubano con relación a sus ineptas negociaciones con Estados Unidos por la disolución del ejército rebelde, el presidente McKinley envió a Robert Porter a negociar con Gómez a espaldas de la Asamblea. Preocupado por las dificultades sus tropas no remuneradas estaban sufriendo, aceptó los $ 3,000,000 ofrecidos (alrededor de $ 75 por soldado) en lugar de retrasar las cosas aún más. Cuando se acercó la elección presidencial de 1901, Gómez era una de las figuras más populares en Cuba. Sin embargo, se negó a ser considerado, alegando que «preferiría liberar a los hombres antes que gobernarlos». En cambio, ayudó a elegir a Estrada Palma y apoyó su posterior administración. Pero se negó a apoyar la búsqueda de Estrada de un segundo mandato. Viejo y enfermo, el general Gómez realizó una gira de discursos en oposición, pero no pudo hacer mucho ya que murió el 17 de junio., 1905
*Jaime Suchlicki es Director del Instituto de Estudios Cubanos, CSI, un grupo de investigación sin fines de lucro en Coral Gables, FL. Es el autor de Cuba: De Colón a Castro y más allá, ahora en su quinta edición; México: de Montezuma al ascenso del PAN, 2ª edición, y de Breve Historia de Cuba.
