Ramón Grau San Martín (1887-1969), presidente de Cuba, 1933-1934, 1944-1948. Nacido en Pinar del Río, el 13 de septiembre, soñaba con convertirse en médico, aunque su padre, un próspero cultivador de tabaco, quería que continuara con su negocio. A pesar de la oposición familiar, ingresó a la Universidad de La Habana, se graduó de doctor en 1908 y luego viajó a Francia, Italia y España para completar su formación médica. De regreso a Cuba, se convirtió en profesor de fisiología en 1921. Sus extensos escritos médicos incluyeron un libro de texto universitario de fisiología. Pero su reputación se basa en su carrera política. A fines de la década de 1920, apoyó las protestas estudiantiles contra la dictadura del presidente Gerardo Machado y fue encarcelado y luego exiliado en los Estados Unidos. Con el derrocamiento del régimen, fue catapultado a la fama nacional, ya que los estudiantes eligieron a su antiguo profesor como presidente provisional. Su primera administración (10 de septiembre de 1933-14 de enero de 1934) fue la marca más alta de la Revolución de 1933. Su gobierno era pro-laboral y nacionalista, opuesto al capital extranjero. Grau decretó una jornada laboral de ocho horas y exigió a las empresas que contrataran a cubanos nativos como al menos la mitad de su fuerza laboral total. La influencia comunista en los sindicatos estaba limitada por restricciones en el número de líderes extranjeros. Pero la retención de reconocimiento de Estados Unidos condenó al régimen. Batista lo obligó a renunciar y se exilió, donde pronto fue nombrado presidente del nuevo nacionalista Partido Revolucionario Cubano (Auténtico). Regresó a Cuba en 1938, a tiempo para ser elegido para la convención que redactó la Constitución de 1940. Perdió las elecciones presidenciales de 1940 ante Batista, pero ganó en 1944, aunque su partido no logró obtener una mayoría en el Congreso, lo que proporcionó una determinada oposición a sus políticas.
Su segunda administración comenzó cuando terminó la Segunda Guerra Mundial. Heredó un auge económico a medida que la producción de azúcar (y los precios) aumentaron. Comenzó un programa de obras públicas y construcción de escuelas. Se incrementaron los beneficios del Seguro Social, se alentó el desarrollo económico y la producción agrícola de Cuba. Fue respetuoso de los derechos humanos, protegiendo la sociedad democrática. Pero la prosperidad aumentó la corrupción. El nepotismo y el favoritismo florecieron. La violencia urbana, un legado de principios de la década de 1930, reapareció como gangsterismo. El celo reformista de su primera administración había disminuido considerablemente. Él mismo parecía más débil después de años de exilio y frustración, y fue condenado por muchos por haber traicionado los ideales de la Revolución de 1933.
Después de entregar la presidencia a su protegido, Carlos Prío Socarrás, en elecciones libres y democráticas en 1948, fue procesado por malversación de $174,000,000 mientras estaba en el cargo, pero la evidencia desapareció misteriosamente y el juicio fue abandonado. Grau prácticamente se retiró de la vida pública. Emergió nuevamente en 1952 para protestar contra el golpe de estado de Batista y se postuló para presidente en las elecciones patrocinadas por Batista en 1954 y 1958, pero se retiró inmediatamente antes de la votación, alegando fraude gubernamental. Después de la Revolución de 1959, se retiró a su casa en La Habana, donde murió.
*Jaime Suchlicki es Director del Instituto de Estudios Cubanos, CSI, un grupo de investigación sin fines de lucro en Coral Gables, FL. Es el autor de Cuba: De Colón a Castro y más allá, ahora en su quinta edición; México: de Montezuma al ascenso del PAN, 2ª edición, y de la recientemente publicada Breve Historia de Cuba.