El Mayor General Calixto García, a sus setenta años, partió de Bayamo, cruzó la Sierra Maestra y se sitúo en la costa sur de oriente, el amanecer del 19 de junio de 1898, estableciendo su cuartel general en Aserradero. Allí, el heroico jefe mambí, con su Estado Mayor, esperaron a los oficiales norteamericanos para trazar el plan estratégico, incluyendo el desembarco de las tropas de EE. UU. y el ataque y captura de Santiago de Cuba.
Días antes había llegado al puerto de Banes en la costa norte de Oriente, el vapor Florida, que en respuesta a la petición de Garcia, traía el primer cargamento de ayuda militar norteamericana a los insurrectos. Este incluía, 7,600 rifles Springfield, medio millón de balas, 150,000 raciones, así como mulas y caballos. El 6 de junio el coronel Carlos Hernandez trajo un mensaje del General Nelson Miles para Calixto Garcia. En este informaba al jefe cubano que el ejército y la Armada de los Estados Unidos, dirigían su ataque sobre Santiago de Cuba, donde habían localizado la escuadra española, al mando del almirante Pascual Cervera y Topete. Garcia envió su respuesta a Miles, en la que decía:
“Puesto que para mi sus deseos son órdenes que cumplo con placer, tomaré las medidas necesarias pare reunir, cuanto antes sea posible, un número apreciable de fuerzas en el lugar que usted indica…todos mis subalternos tienen órdenes, no solo de proteger el desembarco de las fuerzas norteamericanas y colaborar con ellas en cuanto sea necesario, sino también de ponerse incondicionalmente a sus órdenes…”
El ejército de EE. UU. se concentró en la ciudad de Tampa, bajo el mando del General William Shafter, hombre enormemente grueso y absolutamente incompetente. El 7 de junio de 1898, el propio presidente William McKinley ordenó la partida del ejercito expedicionario. 17,000 hombres embarcaron para Cuba en 32 buques mercantes.
El 19 de junio el almirante William Sampson, invitó al General Calixto García a bordo del crucero “New York” expresamente para discutir los planes de la campaña alrededor de Santiago de Cuba, donde la Armada de EE. UU. tenia bloqueada a la escuadra española.
Al día siguiente, el almirante Sampson desembarcó en suelo cubano, en Aserradero, para reanudar la conferencia militar, siendo esta vez acompañado por el general Shafter. Allí se aceptó el plan de Calixto García de desembarcar al ejército de EE. UU. por las playas de Daiquirí y Siboney, al este de Santiago de Cuba.
* Pedro Roig, Esq. es Director Ejecutivo del Instituto de Estudios Cubanos. Tiene una maestría en artes de la Universidad de Miami y un doctorado en derecho de la Universidad de St. Thomas. Ha escrito varios libros, entre ellos La muerte de un sueño: Una historia de Cuba y Martí: La lucha de Cuba por la libertad. Es veterano de la Brigada 2506.