* Por Pedro Roig
Para muchos la pregunta obligada es ¿qué es el anarquismo y sus numerosas facciones contemporáneas? En síntesis, podemos decir que es una utopía delirante que propone la felicidad de los seres humanos en una sociedad sin gobierno en la que todos los ciudadanos comparten la misma autoridad.
El anarquismo exige eliminar el Estado y sus instituciones de gobierno, porque el Estado corrompe al individuo, afirmando que la sociedad anárquica sería más eficaz sin leyes, ni sistema de justicia, ni propiedad privada, ni partidos políticos. La esencia del ideal anarquista es eliminar todo vestigio de autoridad entre los seres humanos. Cada cual es su propio dueño y no responde al control de nadie
El ideólogo francés, Pierre-Joseph Proudhon (1809-1865), considerado por muchos como el padre del anarquismo, no dejaba lugar para la duda sobre el contenido ideológico de su doctrina cuando afirmaba: “El que me quiera gobernar lo declaro mi enemigo”. Proudhon concibió el cambio gradual de la sociedad y fue el que le dio el nombre “anarquía” que tiene raíz griega y significa falta de autoridad o de gobierno.
El filósofo ruso Mikhail Bakunin (1814-1876) es uno de los fundadores de la doctrina anarquista. Figura de recia personalidad, fue a lo largo de su vida un rebelde sin tregua que inspiró novelas de Dostoyevski y Turguenev.
Con 21 años Bakunin se instaló en Moscú y dedicó seis años a estudiar filosofía, especialmente interesado en autores franceses y alemanes. En 1840 viajó por las principales ciudades de Europa y en Paris conoció a Proudhon que pasó a ser su mentor ideológico y a Karl Marx con quien desarrolló un reciproco y feroz antagonismo.
Para Bakunin, el Partido Comunista, intolerante y radicalmente autoritario, es inaceptable a la idea anarquista. Obsesivo en la firmeza legendaria de su personalidad afirmaba: “Yo odio al comunismo porque es la negación de la libertad y concentra todo el poder en el Estado”. A Karl Marx lo calificó como un ser “vanidoso y pérfido”.
Bakunin fue vanguardia de la “acción directa”, adaptando a su temperamento la necesidad de incorporar la violencia a la lucha revolucionaria aplicando lo que el describe como el eterno espíritu de rebeldía que habría de destruir el Estado opresor. La “acción directa” pasó al primer plano de la estrategia anarquista, incluyendo el asesinato de todo aquel que representara al Estado.
Entre 1881 y 1912, siete prominentes miembros de Estados-Nacionales fueron asesinados por revolucionarios anarquistas. El Zar de Rusia, Alejandro I (1881); el Presidente de la Tercera República de Francia, Sadi Carnot (1894); el Primer Ministro de España, Antonio Cánovas del Castillo (1897); la bella Emperatriz de Austria Isabel, conocida como Sisi (1898); el Rey de Italia, Humberto I (1900); el presidente de los Estados Unidos, William McKinley (1901); y el Primer Ministro de España, José Canalejas (1912).
El ideólogo italiano Errico Malatesta (1853-1932) y el príncipe ruso Pedro Kropotkin (1842-1921) representan la segunda generación de lideres anarquistas que enfrentaron entre ellos conflictos ideológicos. (Malatesta visitó La Habana en 1901).
A principios de la Segunda Guerra Mundial el anarquismo se fue disipando en multitud de brumosas incoherencias dogmáticas que hoy toman diferentes formas, todas contradictorias y que reaparecen en las calles de EE. UU. como fantasmas del pasado, alentando la violencia que desvirtúan las justas manifestaciones de protesta por el brutal crimen del afroamericano George Floyd, asfixiado por un policía que resultó ser un asesino.
Lo inadmisible es que en algunas ciudades de EE. UU. los líderes políticos se crucen de brazos y rehúyan proteger a inocentes víctimas de brutales golpizas y la destrucción de centros de trabajo incendiados por recurrentes criminales. Estos políticos son responsables de cumplir con las obligaciones que requieren sus cargos públicos. El miedo es un mal consejero. Es hora de decir no a la violencia.
* Pedro Roig, Esq. es Director Ejecutivo del Instituto de Estudios Cubanos. Tiene una maestría en historia de la Universidad de Miami y un doctorado en derecho de la Universidad de St. Thomas. Ha escrito varios libros, entre ellos La muerte de un sueño: Una historia de Cuba y Martí: La lucha de Cuba por la libertad. Es veterano de la Brigada 2506.
3 comentarios en “EL ANARQUISMO Y LA VIOLENCIA”
Articulo muy informativo sobre el Anarquismo. Aplicacion a la situacion actual en Estados Unidos y conclusion acertada. Lo unico que hubiera faltado seria un desglose de las distintas «formas contradictorias» que toma el Anarquismo actual, para conocer las distintas caras del enemigo.
👏👍
Su último párrafo fue lo que motivó mi comentario. Estoy de acuerdo. Pero tomando los ejemplos de anarquistas de los pasados siglos solamente para dictar su juicio sobre los anarquistas es ayudar a la ignorancia de la filosofía política en que nos encontramos.
Obviamente, su posición es una de ellas que ven al estado somo una solución a los problemas de la sociedad. Específicamente, cuando condena a los representantes públicos cruzados de brazo y, supongo, que prefiere que abran los brazos y tome acción como un deber publico anexado a sus posiciones.
El estado no es el indispensable proveedor del orden, ley, o la seguridad, u otros llamados servicios públicos. El estado en una institución parasita que vive de la riqueza de sus súbditos, escondiendo su naturaleza antisocial, depredadora bajo el velo del interés público. Siempre buscando mantener su monopolio por uso de la fuerza y la violencia en un territorio. Es la única organización en la sociedad que obtiene sus entradas, no por contribuciones voluntarias o pagos por servicios, sino por coerción.
Mientras otros individuos o instituciones obtienen sus entradas por producción de servicios y la venta pacifica y voluntaria de esos servicios, el estado usa la compulsión; ya sea la cárcel o la bayoneta. Habiendo usado fuerza y violencia, el estado procede a regular y dictar a sus súbditos. El estado es el canal que generalmente sistemáticamente, legalmente, y ordenadamente procura la depredación de la propiedad privada; así creando la “pacifica” casta parasítica en la sociedad. Aquí no cabe un “contrato social” entre súbditos y sus gobernantes.
Si mi descripción del estado es verdadera, y así yo lo creo. ¿Piensa que limitando meramente el estado es deseable o aun posible? Antes de descartarlo. ¿No es el mercado libre, la arena de cooperación voluntaria, el verdadero motor de la civilización que conocemos?
¿Y que de la constitución y los padres fundadores (hablo aquí de Washington y esos) diría la gente? Eso seria una mejora, sin duda; pero, la experiencia nos ha mostrado que un “gobierno limitado” es un inestable equilibrio. Los gobiernos no tienen ningún interés en quedarse limitados cuando pueden expandir su poder y riqueza incrementado el poder que hayan adquirido.
La próxima vez que Ud. se vea insistiendo que necesitamos mantener el gobierno limitado, pregúntese porque nunca se queda así. Desde la mitad del medio siglo pasado, sino antes, Roosevelt desató el crecimiento. Quizás detrás de Nirvana. Y hoy todavía sigue en crecimiento. La ignorancia del pueblo quizás. ¿Puede ser el pueblo confiado con mantener el gobierno limitado? La respuesta está por doquier. Aquí, en suelo estadounidense, en este siglo pregúntele a cualquier abogado especializado en leyes constitucionales que ha pasado con los derechos individuales después del “911”. Leamos sobre la experiencia Cubana de los últimos 500 años.
Supongo que ya habrá detectado que soy un seudo anarco-capitalista. También que es muy importante el extenso tema sobre que Ud. escribe y que es necesario limitar no solamente al gobierno, pero a la creciente población joven de idiotas útiles que nos rodean en el campo de la filosofía.
Hoy es difícil definirse uno mismo, liberal, conservador, libertario, anarquista, socialista, o como sea. (no menciono comunista, pues los colectivistas se han apartado del término debido al fracaso tan gigantesco que has sufrido) Como sugerencia, a otros interesados en no ser súbditos ignorantes, les recomiendo esta bibliografía:
https://www.lewrockwell.com/2001/12/hans-hermann-hoppe/anarcho-capitalism-2/
Roger Besú
Los comentarios están cerrados.