Continuidad Totalitaria
La Constitución de 2019 es una prueba evidente de la intolerancia ideológica de los líderes de Cuba, aplicada a la continuidad totalitaria del sistema marxista-leninista, en la nueva Constitución que decreta “irrevocable” el monopolio del Partido Comunista como la autoridad suprema del gobierno y del Estado. (Artículos 4-5)
El 18 de abril de 2018, dirigiéndose a la “Asamblea Nacional del Poder Popular”, el general Raúl Castro dijo: “Puedo revelar que, en la nueva Constitución, no habrá cambios de los objetivos estratégicos del Partido”. Por su parte, en junio de 2018, en la sesión especial del mismo organismo, el Presidente del Consejo de Estado y de Ministros, Miguel Díaz-Canel, declaró: “Para nosotros es totalmente claro que solo el Partido Comunista de Cuba es la guía suprema de la sociedad y del Estado, que garantiza la unidad de la nación cubana”.
El 1 de diciembre de 1961, Fidel Castro anunció al mundo la ideología de la Revolución Cubana: “Soy marxista-leninista y seguiré siendo marxista-leninista hasta el día que muera”. El mismo Castro lo hizo oficial. Desde aquel día, Cuba es un estado totalitario.
Estrictamente definido, un régimen totalitario marxista-leninista:
• Prohíbe la propiedad privada y la economía de mercado libre,
• decreta una ideología dominante,
• impone un solo partido político,
• prohíbe opiniones críticas al dogma ideológico,
• posee el monopolio de la información,
• no permite sindicatos obreros independientes,
• establece un credo dogmático para intelectuales y artistas,
• obliga el adoctrinamiento ideológico de los estudiantes,
• implanta una economía de planificación centralizada,
• exige un código moral ideológico para las fuerzas armadas, y
• crea una masiva estructura represiva preparada para usar violencia ilimitada.
El 30 de junio de 1961, Fidel Castro precisó la inequívoca naturaleza totalitaria de la revolución cubana. Reunido con intelectuales y artistas les marcó los límites impuestos por la ideología marxista-leninista. “Dentro de la Revolución, todo; fuera de la Revolución, nada”. Esta es la esencia de la excesiva severidad de la Constitución de 2019, especialmente coercitiva en los artículos 4, 5, y 229.
Los cubanos viven en la desesperanza de una sociedad que se desintegra con la intolerancia aferrada al poder. Caracterizada por George Orwell en su novela “1984” que popularizó los conceptos del omnipresente y vigilante “Gran Hermano”, basado en el principio de que lo que no forma parte de la doctrina ideológica deberá ser castigado. Así están las cosas en Cuba donde se practica la vigilancia masiva y la brutal represión.
De forma que esta Constitución es trágicamente real, con conceptos petrificados en el fanatismo, la corrupción y el nepotismo, impuestos sobre un sistema probadamente ineficiente, y tiránico, que pretende hacer “irrevocable” el fracaso de la revolución marxista-leninista, arrastrando las cadenas de intolerancia por un callejón cuya difícil salida pudiera ser terriblemente sombría.
* Pedro Roig, Esq. es Director Ejecutivo del Instituto de Estudios Cubanos. Tiene una maestría en artes de la Universidad de Miami y un doctorado en derecho de la Universidad de St. Thomas. Ha escrito varios libros, entre ellos La muerte de un sueño; Una historia de Cuba y Martí: La lucha de Cuba por la libertad. Es veterano de la Brigada 2506.