*Por Jaime Suchlicki
En 1962, la Unión Soviética introdujo subrepticiamente misiles nucleares en Cuba, con lo que el mundo estuvo cerca de un holocausto nuclear. Estados Unidos bloqueó a Cuba y obligó a los soviéticos a retirar sus misiles. Después de varios días de tensión, la crisis había terminado.
Los objetivos de los soviéticos eran cambiar el equilibrio de poder en el mundo, incluso obligando a Estados Unidos a retirar sus misiles de Europa y garantizando la seguridad del régimen de Castro.
Si hubieran tenido éxito, los soviéticos habrían surgido como una potencia igual o mayor que Estados Unidos, con prestigio insuperable en el Tercer Mundo.
Ahora los rusos están recalentando sus relaciones con Cuba. Una serie de reuniones de destacados rusos con funcionarios cubanos durante este año muestra un deseo sin precedentes del Kremlin de restablecer su presencia en la isla caribeña. El líder ruso Vladimir Putin reafirmó el compromiso ruso a través de una serie de acuerdos en junio de 2023, durante la visita del primer ministro de Cuba Manuel Marrero, a Moscú.
Los acuerdos incluyen el suministro de petróleo, la venta de trigo y el restablecimiento de vuelos entre Rusia y Cuba. El Kremlin concretó un préstamo para la fábrica de acero de la isla y se comprometió a financiar la finalización de tres nuevas centrales termoeléctricas de tecnología rusa.
Los acuerdos con Cuba también incluyen la compra y desarrollo ruso de miles de hectáreas de tierras agrícolas, el desarrollo de un hotel y centro comercial ruso, la modernización del complejo industrial de Cuba y el armamento para sus militares y policías.
Para facilitar los acontecimientos mencionados anteriormente, Cuba levantará los aranceles a las importaciones rusas, permitirá que los bancos rusos puedan operar en la isla y establecerá mecanismos para el cambio de moneda. Si bien este nuevo entendimiento entre Cuba y Rusia parece benévolo y centrado para ayudar a la economía cubana, existe la amenaza subyacente de estrechas relaciones militares.
El creciente número de visitas de buques navales rusos a Cuba, especialmente submarinos nucleares, pudiera crear una crisis internacional que obligue a Estados Unidos a reaccionar. En 1962, se colocaron misiles soviéticos en suelo cubano. Esta vez, los submarinos nucleares rusos serán más difíciles de rastrear y erradicar en las profundidades del océano.
Una presencia naval rusa cerca de las costas estadounidenses proporciona al Kremlin una posición de ventaja en caso de un conflicto con los estadounidenses. Los puertos en Cuba permitirán que los submarinos rusos y su tripulación puedan pasar tiempo en tierra, revisar sus armas, etc.
La capacidad de escucha de los buques rusos complementaran y mejoraran cualquier equipo que los rusos puedan colocar en Cuba. Para los rusos ésta es una situación de mucha ganancia.
Acuerdos no anunciados con Rusia sobre cuestiones militares siguieron al jefe de seguridad ruso Nikolai Patrushev durante su visita a Cuba en febrero. La visita estuvo dedicada a discusiones sobre la seguridad interna y externa de Cuba.
Refiriéndose en parte al apoyo de Estados Unidos a Ucrania, Patrushev enfatizó en Cuba que “Estados Unidos está tratando de crear un impero colonial global donde solo se escuchara la voz de Occidente”. El agregó que “mucha gente habla del llamado neocolonialismo, el método sigue siendo el mismo- represión política y chantaje militar, esclavitud financiera y propaganda agresiva”.
A pesar del ato costo de la guerra n Ucrania y las sanciones económicas, los funcionarios rusos enfatizaron que están comprometidos con Cuba. “Cuba ha sido y sigue siendo el país aliado más importante de Rusia en la región”, dijo el ministro de Defensa ruso, Sergei Shoigu, durante una reunión con su homólogo General Alvarez López Miera en junio en Moscú.
“Estamos dispuestos a prestar ayuda a nuestro amigo Cuba”, dijo Shoigu.
(Previamente Publicado en el Nuevo Herald, 17 de septiembre, 2023)
* Jaime Suchlicki es Director del Instituto de Estudios Cubanos, CSI, un grupo de investigación sin fines de lucro en Coral Gables. Es autor de Cuba: De Colón a Castro y Más Allá; México: De Montezuma al ascenso del PAN y de Breve Historia de Cuba.