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The Cuban Studies Institute Publications

¿POR QUĖ EXISTEN LOS COLEGIOS ELECTORALES?

 *Por Pedro Roig

¿Por qué existen los Colegios Electorales?  Esta respuesta está íntimamente unida a la creación de los Estados Unidos como República Federal en el contexto histórico de la época para negociar los intereses económicos, políticos y culturales de las trece colonias, celosamente soberanas entre ellas, enfatizando las ventajas de la Unión en un gobierno federal, con poderes limitados por un sistema de control y equilibrio constitucional.

Las 13 colonias inglesas de Norteamérica se formaron en diferentes contextos culturales y religiosos, en un entorno que respondía a los enormes recursos naturales, de alto rendimiento en la agricultura, el comercio y el estímulo individual al trabajo en cada colonia, compensado por una satisfactoria calidad de vida.

La monarquía-parlamentaria inglesa facilitó el desarrollo económico y político de sus colonias, brindándoles autonomía para decidir temas locales, que generó con el paso del tiempo, un fuerte sentimiento de soberanía entre las colonias, vigentes durante la Guerra de Independencia y la victoria.

Sin un mapa de ruta (en la historia no existe un modelo semejante), los Padres Fundadores aplicaron una mentalidad utilitaria y pragmática que exigía recíprocas concesiones cuya esencia era el beneficio de unir los Estados con igualdad de derechos, en una próspera República Federal.

En tensos debates, los Padres Fundadores conciliaron los recelos de los Estados limitando en la Constitución los poderes del presidente y del gobierno central, protegiendo al mismo tiempo el equilibrio político que garantizara los derechos de los Estados más pequeños y menos poblados.

La solución fue objetiva y genial.  Se estableció la división de poderes: Ejecutivo, Legislativo y Judicial.  En cada Estado se votaría por los candidatos presidenciales creando los Colegios Electorales que tendrían un número de electores igual al número de congresistas, más los dos senadores.  De esta forma, los Estados con mayor población tendrían mayor número de congresistas y electores.  Los ciudadanos votaban en su estado y el ganador recibía todos los votos del Colegio Electoral de su Estado.  Brillante solución en la que los votos de un estado pequeño podían decidir el resultado de una reñida elección, preservando la importancia política de todos los Estados, grandes y pequeños.  Se necesitan 270 votos electorales para ganar una elección.

Además, para evitar el peligroso control legislativo que pudieran alcanzar los grandes Estados, se acordó que el senado tendría dos senadores por cada Estado.  Así fue como los Colegios Electorales y el número limitado de senadores por cada Estado (2 senadores) resultaron ser factores esenciales de equilibrio de poder entre los Estados, asegurando el singular éxito de los Padres Fundadores en la creación de un poderoso gobierno central, regulado por las leyes de la Constitución y sus posteriores enmiendas.

La Constitución de los Estados Unidos de América fue ratificada por el voto directo de los 13 Estados fundadores.  Nacida sin títulos de nobleza, ni límites para el éxito individual, en el sistema capitalista, la joven República era una reivindicación de la cultura inglesa, madre y maestra, incluyendo una categórica reafirmación del derecho ciudadano a la libertad individual y a la propiedad privada.

Estados Unidos se forjó en el marco de las leyes dadas y protegidas por la Constitución y la pragmática tradición británica, despojada de las delirantes y feroces doctrinas ideológicas que, como el anarquismo, el nazismo y el marxismo, azotaron, en distintas épocas, la convivencia política y social de Europa hasta la caída del Muro de Berlín en 1989.

Así nació, con sus Colegios Electorales y 2 senadores por cada estado, lo que llegaría a ser, con sus terribles injusticias como la esclavitud, corregidas con voluntad heroica, la nación más próspera, poderosa y libre de la historia.

* Pedro Roig, Esq. es Director Ejecutivo del Instituto de Estudios Cubanos. Tiene una maestría en historia de la Universidad de Miami y un doctorado en derecho de la Universidad de St. Thomas. Ha escrito varios libros, entre ellos La muerte de un sueño: Una historia de Cuba y Martí: La lucha de Cuba por la libertad. Es veterano de la Brigada 2506.

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